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Y si les dicen a ustedes: «Consulten a los espíritus y a los adivinos que cuchichean y murmuran», respondan: «¡Por supuesto, todo pueblo debe consultar a sus dioses! ¡A ver si los muertos podrán aconsejar a los que viven!» (Isaías 8, 19)
Viven en la mentira y la mentira les impide conocerme. (Jeremías 9, 5)
a Egipto, Judá, Edom, los hijos de Ammón, Moab, y a todos los árabes que se afeitan las sienes y que viven en el desierto. Pues todos estos pueblos no son circuncidados, y la gente de Israel no ha circuncidado su corazón. (Jeremías 9, 25)
A ti también, Pasjur, te llevarán a Babilonia, junto con todos los que viven en tu casa. Allí morirás y serás sepultado, igual que tus amigos, a quienes engañas con profecías falsas.» (Jeremías 20, 6)
Pero así como se trata a los higos malos, tan podridos que no se pueden comer, así trataré a Sedecías, rey de Judá, a sus príncipes y al resto de los habitantes de Jerusalén, tanto a los que quedaron en este país como a los que viven en Egipto. (Jeremías 24, 8)
que viven en el desierto, (Jeremías 25, 24)
Así como castigué a Jerusalén con la espada, el hambre y la peste, también castigaré a los que viven en Egipto,. (Jeremías 44, 13)
Sin embargo, oigan lo que les dice Yavé a todos ustedes, los judíos que viven en Egipto: Juro por mi Nombre poderoso, dice Yavé, que en todo Egipto no habrá en adelante un solo judío que pronuncie mi nombre; no quedará nadie para decir: «Por vida del Señor, Yavé.» (Jeremías 44, 26)
Nunca creyeron los reyes de la tierra, ni cuantos viven en el mundo, que adversarios y enemigos entrarían por las puertas de Jerusalén. (Lamentaciones 4, 12)
Añadirás: Esto dice Yavé: Tan cierto como que vivo que los que viven entre ruinas caerán a espada, los que viven en el campo serán devorados por las fieras salvajes y los que viven en guaridas y en cavernas morirán de peste. (Ezequiel 33, 27)
Después de siglos vas a recibir órdenes, después de muchos años te vas a poner en camino al país cuyos habitantes escaparon a la espada; fueron reunidos de numerosos pueblos en las montañas de Israel, las que estuvieron mucho tiempo abandonadas. Después que se separaron de los demás pueblos, viven todos en paz. (Ezequiel 38, 8)
Provocaré un incendio en Magog y entre los habitantes de las islas que viven seguros, y sabrán que yo soy Yavé. (Ezequiel 39, 6)