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  • Entro, observo y veo toda clase de reptiles y animales impuros que estaban grabados a lo largo del muro: todos los inmundos ídolos de la casa de Israel. (Ezequiel 8, 10)

  • "Hijo de hombre, imagínate un país que peca contra mí: es infiel y yo le castigo; lo dejo sin pan, le envío el hambre para acabar con los animales y la gente. (Ezequiel 14, 13)

  • Imagínate que en ese país suelto animales feroces para que quede sin hijos y se convierta en un desierto, el que nadie podrá atravesar por miedo a esas fieras salvajes. (Ezequiel 14, 15)

  • Imagínate que hago venir la espada en contra de ese país y que yo diga: ¡Arrase la espada con este país y mate a hombres y animales! (Ezequiel 14, 17)

  • Imagínate asimismo que me dejo arrebatar por un furor destructor y que envío la peste a ese país, acabando con animales y hombres. (Ezequiel 14, 19)

  • Esto dice el Señor: He enviado en contra de Jerusalén a mis cuatro terribles castigos: la espada, el hambre, las fieras feroces y la peste, porque quiero acabar con hombres y animales. (Ezequiel 14, 21)

  • Dije a sus hijos en el desierto: No sigan las huellas de sus padres, ni imiten su conducta, no se vuelvan impuros sirviendo a sus ídolos. (Ezequiel 20, 18)

  • los volví impuros mediante sus ofrendas cuando hacían pasar por el fuego a sus primogénitos. (Ezequiel 20, 26)

  • Y ahora dirás a la gente de Israel de parte de Yavé: ¿No se han vuelto impuros como sus padres y no se han prostituido con sus sucios ídolos? (Ezequiel 20, 30)

  • Aún ahora se vuelven impuros con todos sus sucios ídolos, les presentan sus ofrendas y ¿tendré que dejar que me consulten, gente de Israel? Tan cierto como que soy vivo -palabra de Yavé- que no dejaré que me consulten. (Ezequiel 20, 31)

  • Entonces se acordarán de su conducta y de todo lo que los volvió impuros, se avergonzarán de ustedes mismos y de todas sus malas acciones. (Ezequiel 20, 43)

  • El rey de Babilonia se detuvo en el cruce de caminos, se ve la suerte, sacude las flechas, interroga a los ídolos, examina el hígado de los animales. (Ezequiel 21, 26)


“Comunguemos com santo temor e com grande amor.” São Padre Pio de Pietrelcina