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  • Pues en la misma medida en que los sufrimientos de Cristo recaen abundantemente sobre nosotros, el consuelo de Cristo también nos llega con mayor abundancia. (2º Carta a los Corintios 1, 5)

  • Hermanos, si alguien cae en alguna falta, ustedes, los espirituales, corríjanlo con espíritu de bondad. Piensa en ti mismo, porque tú también puedes ser tentado. (Carta a los Gálatas 6, 1)

  • al impedirnos hablar a los paganos para que se salven. Lo hacen todo para colmar la medida de sus pecados, pero la condenación está para caer sobre ellos. (1º Carta a los Tesalonicenses 2, 16)

  • Cuando todos se sientan en paz y seguridad, les caerá de repente la catástrofe encima, lo mismo que llegan los dolores de parto a la mujer embarazada, y nadie podrá escapar. (1º Carta a los Tesalonicenses 5, 3)

  • No se debe escoger a un recién convertido, no sea que el cargo se le suba a la cabeza y el diablo lo haga caer. (1º Carta a Timoteo 3, 6)

  • Los que quieren ser ricos caen en tentaciones y trampas; un montón de ambiciones locas y dañinas los hunden en la ruina hasta perderlos. (1º Carta a Timoteo 6, 9)

  • Es espantoso caer en las manos del Dios vivo. (Carta a los Hebreos 10, 31)

  • Se levanta el sol y empieza el calor, seca la hierba y marchita la flor, y pierde toda su gracia. Así también el rico verá decaer sus negocios. (Carta de Santiago 1, 11)

  • Pues toda carne es como hierba y su gloria como flor del campo. La hierba se seca y la flor se cae, (1º Carta de Pedro 1, 24)

  • piedra en la que la gente tropieza y roca que hace caer. Cuando se niegan a creer en la palabra, están tropezando con aquello en lo que debían afirmarse. (1º Carta de Pedro 2, 8)

  • Por lo tanto, hermanos, esfuércense por confirmar el llamado de Dios que los ha elegido. Si obran así, no decaerán, (2º Carta de Pedro 1, 10)

  • Con sus discursos altisonantes y vacíos alientan las pasiones y los deseos impuros en aquellos que acababan de liberarse, y los hacen recaer en el error. (2º Carta de Pedro 2, 18)


“Todas as graças que pedimos no nome de Jesus são concedidas pelo Pai eterno.” São Padre Pio de Pietrelcina