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  • El cuarto año de su reinado sobre Israel, Salomón empezó a construir la Casa de Yavé. Era el año cuatrocientos ochenta después de la salida de los israelitas de la tierra de Egipto. Era el segundo mes del año (mes de Ziv). (1 Reyes 6, 1)

  • Elá, hijo de Basá, empezó a reinar en Israel, en la ciudad de Tirsa, el año veintiséis de Asá, rey de Judá. Reinó dos años. (1 Reyes 16, 8)

  • Cuando llegó el mediodía, Elías empezó a burlarse de ellos, diciendo: «Griten más fuerte, cierto que Baal es Dios, pero debe estar ocupado, debe andar de viaje, tal vez está durmiendo y tendrá que despertarse.» (1 Reyes 18, 27)

  • Empezó a soplar el viento y las nubes oscurecieron el cielo, hasta que cayó una gran lluvia. Ajab entonces subió a su carro y se fue a Jezrael. (1 Reyes 18, 45)

  • Cada uno empezó a matar al que se le ponía delante y los arameos dieron vuelta. Israel los persiguió. A Ben-Hadad lo salvó su caballo y se dio a la fuga junto con otros. (1 Reyes 20, 20)

  • Entonces se inmovilizaron las facciones del hombre de Dios, quedándose rígido, y empezó a llorar. (2 Reyes 8, 11)

  • Tenía treinta y dos años cuando empezó a reinar y reinó ocho años en Jerusalén. (2 Reyes 8, 17)

  • Tenía Ajaz veinte años cuando empezó a reinar y reinó durante dieciséis años en Jerusalén. No hizo lo que agradaba a Yavé, su Dios, como lo había hecho su padre David. (2 Reyes 16, 2)

  • Treinta y dos años tenía Joram cuando empezó a reinar y reinó ocho años en Jerusalén. (2 Crónicas 21, 5)

  • Tenía treinta y dos años cuando empezó a reinar y reinó en Jerusalén ocho años. Se fue sin que nadie lo llorara; y lo sepultaron en la ciudad de David, pero no en los sepulcros de los reyes. (2 Crónicas 21, 20)

  • Joás tenía siete años cuando empezó a reinar y reinó cuarenta años en Jerusalén. Su madre se llamaba Sibia y era de Bersebá. (2 Crónicas 24, 1)

  • Ozías tenía dieciséis años cuando empezó a reinar y reinó cincuenta y dos años en Jerusalén. Su madre, Jecolía, era de Jerusalén. (2 Crónicas 26, 3)


“Para mim, Deus está sempre fixo na minha mente e estampado no meu coração.” São Padre Pio de Pietrelcina