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  • Cuando dejó de amamantarlo, se lo llevó para presentarlo en la Casa de Yavé, en Silo; y al mismo tiempo trajo un novillo de tres años, una medida de harina y un cántaro de vino. (1 Samuel 1, 24)

  • La mujer tenía un ternero gordo en casa y se apresuró a sacrificarlo; luego tomó harina e hizo panes sin levadura y sirvió esta cena a Saúl y a sus acompañantes, que comieron y se marcharon aquella misma noche. (1 Samuel 28, 24)

  • Ella fue a casa de su hermano, que estaba acostado; tomó harina, la amasó y preparó las tortas delante de él. (2 Samuel 13, 8)

  • trajeron colchones, mantas y vasijas, así como trigo, cebada, harina, granos tostados, habas, lentejas, (2 Samuel 17, 28)

  • Los víveres de Salomón eran treinta cargas de flor de harina y sesenta de harina cada día, (1 Reyes 4, 22)

  • Ella le respondió: «Por Yavé, tu Dios, no tengo ni una torta; no me queda nada de pan, sólo un puñado de harina en la tinaja y un poco de aceite en un cántaro. Estaba recogiendo un par de palos para el fuego y ahora vuelvo a casa a preparar esto para mí y mi hijo. Cuando lo hayamos comido, no nos quedará más que esperar la muerte.» (1 Reyes 17, 12)

  • Porque así dice Yavé, Dios de Israel: No se terminará la harina de la tinaja ni se agotará el aceite del cántaro hasta el día en que Yavé mande la lluvia a la tierra.» (1 Reyes 17, 14)

  • La harina de la tinaja no se agotó ni disminuyó el aceite del cántaro, según lo que había prometido Yavé por medio de Elías. (1 Reyes 17, 16)

  • Entonces Eliseo dijo: «Tráiganme harina.» Y la echó a la olla. Luego dijo: «Sirve a esa gente y que coman.» Ya no había nada malo en la olla. (2 Reyes 4, 41)

  • Eliseo contestó: «Escuchen esta palabra de Yavé: Mañana a esta hora, en la entrada de Samaria, la medida de flor de harina se comprará por una moneda de plata, y la doble medida de cebada por una moneda de plata también.» (2 Reyes 7, 1)

  • Entonces salió el pueblo y saquearon el campamento de los arameos. La medida de harina se vendió en una moneda de plata, y la doble medida de cebada también se vendió por una moneda, como lo había dicho Eliseo. (2 Reyes 7, 16)

  • Pues cuando éste había dicho al rey: «Mañana, a estas horas, a la entrada de Samaria, dos medidas de cebada se venderán por un siclo, por un siclo también una medida de flor de harina», (2 Reyes 7, 18)


“Apóie-se, como faz Nossa Senhora, à cruz de Jesus e nunca lhe faltará conforto”. São Padre Pio de Pietrelcina