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  • De pronto acudieron a él todos los israelitas sin ley ni religión, encabezados por Alcimo, hombre que pretendía el puesto de jefe de los sacerdotes. (1 Macabeos 7, 5)

  • Lo mandó con Alcimo, al que hizo jefe de los sacerdotes, pidiéndoles que castigaran a los israelitas. (1 Macabeos 7, 9)

  • y lo ayudaron todos los que perturbaban al pueblo. Eran los dueños del país de Judea y perjudicaron mucho a los israelitas. (1 Macabeos 7, 22)

  • De esta manera esperaba liberarse de la opresión de los griegos, ya que éstos trataban como esclavos a los israelitas. (1 Macabeos 8, 18)

  • Judas vio que Báquides y sus mejores tropas se encontraban en la parte derecha. Los israelitas más decididos se juntaron a él, (1 Macabeos 9, 14)

  • dejando fuerzas en cada una de ellas para intimidar a los israelitas. (1 Macabeos 9, 51)

  • Pero los israelitas les hicieron frente, como había ordenado Jonatán, hasta que los caballos se cansaron. (1 Macabeos 10, 81)

  • Los israelitas estaban muy atemorizados, pues todas las naciones vecinas, al verlos así, sin jefe y sin aliados, se proponían destruirlos y decían: «Esta es la oportunidad de borrar de entre los hombres el recuerdo de Israel.» (1 Macabeos 12, 53)

  • Va a desaparecer el reino de Damasco, que era una protección para Efraím; pues lo que quede de Aram y de su gloria no valdrá más que los israelitas, dice Yavé de los Ejércitos. (Isaías 17, 3)

  • Esto dice el Señor Yavé, que reúne a todos los israelitas que estaban dispersos: Agregaré todavía más gente a todos los que ya se habían juntado. (Isaías 56, 8)

  • entonces oigo que me dice: "Hijo de hombre, te envío donde los Israelitas, a un pueblo de rebeldes que se han rebelado contra mí; ellos y sus padres me han sido infieles hasta el día de hoy. (Ezequiel 2, 3)

  • Pues bien, así les dirás de parte de Yavé: Esto es una profecía, que se refiere a Jerusalén y a todos los israelitas que allí moran. (Ezequiel 12, 10)


“O Senhor sempre orienta e chama; mas não se quer segui-lo e responder-lhe, pois só se vê os próprios interesses. Às vezes, pelo fato de se ouvir sempre a Sua voz, ninguém mais se apercebe dela; mas o Senhor ilumina e chama. São os homens que se colocam na posição de não conseguir mais escutar.” São Padre Pio de Pietrelcina