Found 46 Results for: lepra

  • Rociará siete veces al que ha de ser purificado de la lepra, y tras declararlo puro, soltará en el campo el pájaro vivo. (Levítico 14, 7)

  • «Cuando hayan entrado en la tierra de Canaán que yo les daré en posesión, si yo castigo con la lepra alguna de las casas de la tierra que van a poseer, (Levítico 14, 34)

  • el propietario de la casa irá a avisarle al sacerdote diciendo: "He visto en mi casa algo que parece lepra." (Levítico 14, 35)

  • el sacerdote entrará de nuevo; y si comprueba que la mancha se ha extendido por la casa, hay un caso de lepra maligna en la casa y está impura. (Levítico 14, 44)

  • Esta es la ley para todo tipo de lepra o tiña, (Levítico 14, 54)

  • para la lepra del vestido y de la casa, (Levítico 14, 55)

  • Con esto se sabrá cuándo uno es puro o impuro. Esta es la ley de la lepra.» (Levítico 14, 57)

  • Cuando se disipó la nube que estaba encima de la Tienda, Miriam había contraído la lepra: su piel estaba blanca como la nieve. ¡Aarón se volvió hacia ella y se dio cuenta de que estaba leprosa! (Números 12, 10)

  • Que el castigo por la muerte de Abner caiga sobre Joab y su descendencia. Que nunca falte entre ellos quien sufra de hemorragia o de lepra, o que se apoye en un bastón, o alguien que caiga bajo la espada o no tenga qué comer.» (2 Samuel 3, 29)

  • Naamán era el jefe del ejército del rey de Aram. Este hombre era muy estimado. Gozaba del favor del rey porque Yavé se había valido de él para conducir a la victoria el ejército de los arameos. Pero este valiente estaba enfermo de lepra. (2 Reyes 5, 1)

  • Ella dijo a su patrona: «Ojalá mi señor se presentara al profeta que hay en Samaria, pues él le sanaría la lepra.» (2 Reyes 5, 3)

  • Al llegar entregó al rey de Israel la carta, que decía: «Te presento a mi servidor Naamán para que lo sanes de su lepra.» (2 Reyes 5, 6)


“O sábio elogia a mulher forte dizendo: os seu dedos manejaram o fuso. A roca é o alvo dos seus desejos. Fie, portanto, cada dia um pouco. Puxe fio a fio até a execução e, infalivelmente, você chegará ao fim. Mas não tenha pressa, pois senão você poderá misturar o fio com os nós e embaraçar tudo.” São Padre Pio de Pietrelcina