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  • Gente de Israel, Yavé les dice: Sigan no más sirviendo a sus sucios ídolos, pues al final me escucharán y no profanarán más mi santo Nombre con esas ofrendas y esos ídolos. (Ezequiel 20, 39)

  • Sí, en mi montaña santa, en una alta montaña de Israel, dice Yavé, toda la casa de Israel vendrá a rendirme homenaje. Allí recibiré y aguardaré sus ofrendas, las primicias de todo lo que me presenten, de todo lo que me consagren. (Ezequiel 20, 40)

  • El príncipe se encargará de los holocaustos, de las ofrendas y de la libación con ocasión de las fiestas, de las lunas nuevas, de los sábados y de todas las asambleas del pueblo de Israel; él se preocupará del sacrificio por el pecado, de la ofrenda, el holocausto y los sacrificios de comunión por el pueblo de Israel. (Ezequiel 45, 17)

  • Para la fiesta de las Tiendas, el quince del séptimo mes, se hará lo mismo durante siete días; ofrecerán sacrificios por el pecado, holocausto, ofrendas y aceite. (Ezequiel 45, 25)

  • Me dijo: "En este lugar los sacerdotes cocerán las víctimas de los sacrificios por el pecado y de los sacrificios de reparación. Allí también cocerán las ofrendas de harina; no tendrán que llevarlas al patio exterior para que las cosas santas no entren así en contacto con el pueblo". (Ezequiel 46, 20)

  • En esta hora ya no tenemos rey, ni profeta, ni jefe; no podemos ofrecerte víctimas, sacrificios, ofrendas ni incienso. No tenemos un lugar en que presentarte las primicias de nuestras cosechas y así conseguir tu favor (Daniel 3, 38)

  • Aquel príncipe impondrá su ley a gran parte del pueblo durante una semana. Durante la mitad de una semana hará cesar los sacrificios y las ofrendas. El devastador colocará el abominable ídolo en el Templo, hasta que la ruina decretada por Dios caiga sobre el devastador. (Daniel 9, 27)

  • Ellos estaban tranquilos, porque se habían hecho una entrada secreta debajo de la mesa y por ahí penetraban siempre y venían a comerse las ofrendas. (Daniel 14, 12)

  • Pónganse su cinturón, sacerdotes, y laméntense. Lloren, ministros del Señor. Vengan a pasar la noche cubiertos de saco, ministros de mi Dios. Ya no se ven ofrendas ni vino en la casa de su Dios. (Joel 1, 13)

  • ¡Quién sabe si volverá atrás y nos perdonará y hará producir de nuevo a nuestros campos, de los cuales sacaremos las ofrendas para Yavé! (Joel 2, 14)

  • Quemen, para dar gracias, panes sin levadura, y anuncien a los cuatro vientos sus ofrendas voluntarias, pues eso les gusta a ustedes, hijos de Israel, dice el Señor Yavé. (Amós 4, 5)

  • Por más que me ofrezcan víctimas consumidas por el fuego, no me gustan sus ofrendas ni me llaman la atención sus sacrificios. (Amós 5, 22)


“Vive-se de fé, não de sonhos.” São Padre Pio de Pietrelcina