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  • Sí, así se expresa Yavé: Así como ustedes fueron gratuitamente vendidos, así serán comprados sin plata. (Isaías 52, 3)

  • A ver ustedes que andan con sed, ¡vengan a las aguas! No importa que estén sin plata, vengan; pidan trigo sin dinero, y coman, pidan vino y leche, sin pagar. (Isaías 55, 1)

  • Pero si las islas ahora creen en mí! mira cómo los barcos de Tarsis acuden, trayendo de lejos a tus hijos, con su plata y su oro, a causa del Nombre de Yavé, tu Dios, del Santo de Israel que te ha glorificado. (Isaías 60, 9)

  • En vez de bronce, traeré oro; en vez de hierro, plata; en vez de madera, bronce, y en vez de piedra, hierro. Como gobernantes te pondré la paz, y en vez de opresión, la justicia. (Isaías 60, 17)

  • Serán llamados, en consecuencia, «plata de desecho», porque Yavé los arrojó. (Jeremías 6, 30)

  • y luego adornado con plata y oro, (Jeremías 10, 4)

  • con láminas de plata importada de Tarsis y con oro de Ofir; hechura del escultor y de las manos del platero, todos ellos son únicamente obras de artistas. Los visten de púrpura violeta y roja y los sujetan con clavos, a golpes de martillo, para que no se muevan. (Jeremías 10, 9)

  • compré ese campo a mi primo Hanamel de Anatot y le pagué como precio diecisiete siclos de plata. (Jeremías 32, 9)

  • Después hice la escritura de compra y la sellé, busqué unos testigos y pesé la plata en una balanza. (Jeremías 32, 10)

  • ¡Y a pesar de todo, tú, oh Señor Yavé, me dices: «Cómprate este campo con plata, y toma testigos», justamente cuando la ciudad está a punto de ser conquistada por los caldeos! (Jeremías 32, 25)

  • El comandante de la guardia tomó además las vasijas, los braseros, los jarros, los ceniceros, los candelabros, los tazones y los platos para los sacrificios, todo de oro y de plata. (Jeremías 52, 19)

  • A precio de plata bebemos nuestra agua, nuestra leña nos llega por dinero. (Lamentaciones 5, 4)


“Onde não há obediência, não há virtude. Onde não há virtude, não há bem, não há amor; e onde não há amor, não há Deus; e sem Deus não se chega ao Paraíso. Tudo isso é como uma escada: se faltar um degrau, caímos”. São Padre Pio de Pietrelcina