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  • ¿Y quién eres tú para criticar al servidor de otro? Si se mantiene en pie o se cae es asunto de su patrón. Pero no se caerá, porque su Señor tiene poder para mantenerlo en pie. (Carta a los Romanos 14, 4)

  • Que el Dios de toda esperanza los colme de gozo y paz en el camino de la fe y haga crecer en ustedes la esperanza por el poder del Espíritu Santo. (Carta a los Romanos 15, 13)

  • con cantidad de milagros y prodigios, y el poder del Espíritu Santo. Desde Jerusalén hasta el Ilírico, por todas partes he esparcido la Buena Nueva de Cristo. (Carta a los Romanos 15, 19)

  • ¡Gloria sea dada al que tiene poder para afirmarlos en el Evangelio que anuncio y en la proclamación de Cristo Jesús! Pues se está descubriendo el plan misterioso mantenido oculto desde tantos siglos, (Carta a los Romanos 16, 25)

  • Porque el lenguaje de la cruz resulta una locura para los que se pierden; pero para los que se salvan, para nosotros, es poder de Dios. (1º Carta a los Corintios 1, 18)

  • Mis palabras y mi mensaje no contaron con los recursos de la oratoria, sino con manifestaciones de espíritu y poder, (1º Carta a los Corintios 2, 4)

  • para que su fe se apoyara, no en sabiduría humana, sino en el poder de Dios. (1º Carta a los Corintios 2, 5)

  • Porque el Reino de Dios no es cuestión de palabras, sino de poder. (1º Carta a los Corintios 4, 20)

  • Reunidos ustedes y mi espíritu, en el nombre de nuestro Señor Jesús y con su poder, (1º Carta a los Corintios 5, 4)

  • Y Dios, que resucitó al Señor, nos resucitará también a nosotros con su poder. (1º Carta a los Corintios 6, 14)

  • a otro, poder de hacer milagros; a otro, profecía; a otro, reconocimiento de lo que viene del bueno o del mal espíritu; a otro, hablar en lenguas; a otro, interpretar lo que se dijo en lenguas. (1º Carta a los Corintios 12, 10)

  • Está dicho que debe ejercer el poder hasta que haya puesto a todos sus enemigos bajo sus pies, (1º Carta a los Corintios 15, 25)


“O Senhor se comunica conosco à medida que nos libertamos do nosso apego aos sentidos, que sacrificamos nossa vontade própria e que edificamos nossa vida na humildade.” São Padre Pio de Pietrelcina