Found 98 Results for: poderoso

  • No discutas con un hombre poderoso: podrías caer en sus manos. (Sirácides (Eclesiástico) 8, 1)

  • El grande, el juez y el poderoso son dignos de honor, pero ninguno de ellos es tan grande como el que teme al Señor. (Sirácides (Eclesiástico) 10, 24)

  • Haz el bien al que es humilde, pero no des a un impío. Niégale el pan, no se lo des, pues llegaría a ser más poderoso que tú y te pagaría con el doble de mal tus buenas obras. (Sirácides (Eclesiástico) 12, 5)

  • ¡Qué grande es la sabiduría del Señor, qué fuerte y poderoso es él! él todo lo ve. (Sirácides (Eclesiástico) 15, 18)

  • Aunque hubiera habido un solo obstinado, habría sido sorprendente que quedara sin castigo. Porque en la mano del Señor están la misericordia y la cólera: él es poderoso tanto para perdonar como para castigar. (Sirácides (Eclesiástico) 16, 11)

  • El calor del fuego depende del combustible, la pelea aumenta según las pasiones: mientras más poderoso es un hombre más se enoja; mientras más rico más monta en cólera. (Sirácides (Eclesiástico) 28, 10)

  • Avergüéncense de su mal comportamiento ante su padre y su madre; de la mentira ante un príncipe o un poderoso; (Sirácides (Eclesiástico) 41, 17)

  • Lo hizo tan glorioso como los ángeles, lo volvió poderoso, terrible para sus enemigos; (Sirácides (Eclesiástico) 45, 2)

  • Invocó al Altísimo, al Poderoso, cuando sus enemigos lo atacaban por todas partes, y el Amo supremo lo escuchó haciendo llover tremendos granizos. (Sirácides (Eclesiástico) 46, 5)

  • Cuando el enemigo lo presionaba por todas partes, invocó al Señor poderoso y le sacrificó un corderito. (Sirácides (Eclesiástico) 46, 16)

  • Entonces los hijos de Aarón lanzaban gritos de aclamación, tocaban las trompetas de plata forjada y hacían oír su sonido poderoso, como para llamar la atención del Altísimo. (Sirácides (Eclesiástico) 50, 16)

  • Por eso te proclama un pueblo poderoso, y la ciudad respetada por las naciones te teme. (Isaías 25, 3)


“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina