Found 143 Results for: revestimiento de bronce

  • Pues él rompió las puertas de bronce y destrozó los cerrojos de fierro. (Salmos 107, 16)

  • y los repartieron entre los batallones: mil hombres con coraza de mallas y casco de bronce se alineaban al lado de cada elefante. (1 Macabeos 6, 35)

  • Cuando el sol se reflejó en los escudos de oro y bronce, resplandecieron las montañas y brillaron como llamas de fuego. (1 Macabeos 6, 39)

  • y ésta es la copia de la carta que escribieron en tablas de bronce y que enviaron a Jerusalén para que fuera memorial de paz y de alianza: (1 Macabeos 8, 22)

  • le escribieron en tablas de bronce para renovar la alianza y amistad concertadas con sus hermanos Judas y Jonatán. (1 Macabeos 14, 18)

  • Pues tanto él como sus hermanos y la familia de sus padres han animado la resistencia, han combatido a los enemigos de Israel y le han devuelto la libertad. Grabaron el texto en tablas de bronce y lo colgaron en las columnas del monte Sión. (1 Macabeos 14, 26)

  • Decidieron que este decreto fuera grabado en tablas de bronce que se pondrían a la vista en algún lugar del recinto sagrado, (1 Macabeos 14, 48)

  • Como un revestimiento de plata en un tiesto de barro, así son las buenas palabras de un corazón perverso. (Proverbios 26, 23)

  • No reflexiona que tendrá que morir y que su vida es breve: sólo piensa en rivalizar con los orfebres y los fundidores de plata, imita a los que cuelan el bronce y se gloría de fabricar cosas falsas. (Sabiduría 15, 9)

  • En efecto, cualquiera que se volvía al objeto de bronce se salvaba, no por lo que tenía a su vista, sino por ti, el Salvador de todos. (Sabiduría 16, 7)

  • No te fíes nunca de tu enemigo: su maldad permanece igual como el bronce bajo el óxido. (Sirácides (Eclesiástico) 12, 10)

  • Aunque se haga el humilde y se acerque agachado, mantente en guardia y desconfía de él; actúa con él como el artesano que pule un espejo de bronce y que sabe que el óxido no se resistirá hasta el fin. (Sirácides (Eclesiástico) 12, 11)


“Amar significa dar aos outros – especialmente a quem precisa e a quem sofre – o que de melhor temos em nós mesmos e de nós mesmos; e de dá-lo sorridentes e felizes, renunciando ao nosso egoísmo, à nossa alegria, ao nosso prazer e ao nosso orgulho”. São Padre Pio de Pietrelcina