Found 544 Results for: tercera parte

  • No pediremos que se nos dé parte de la herencia con ellos al otro lado del Jordán, ya que tendremos nuestra herencia por el lado oriental.» (Números 32, 19)

  • Pasaremos armados delante de Yavé al país de Canaán, pero nuestra parte de la herencia será a este lado del Jordán.» (Números 32, 32)

  • Lo repartirán entre las familias, echando suertes. A los más numerosos darán una parte mayor de la herencia, y a los menos numerosos, una parte menor. Donde le caiga a cada uno la suerte, allí será su propiedad. Harán el reparto por tribus paternas. (Números 33, 54)

  • Resulta que, si se casan con alguno de otra tribu de Israel, su parte se restará de la herencia de nuestras familias y se añadirá a la herencia de la tribu a la que van a pertenecer. Esta herencia se quitará de lo que nos tocó en suerte y, (Números 36, 3)

  • y yo, por mi parte, comienzo a infundir terror y miedo de ti entre todos los pueblos que hay debajo del cielo. Al oír tu nombre temblarán y se desmayarán ante ti . (Deuteronomio 2, 25)

  • salvo la de los animales, que fueron parte del botín como los despojos de las ciudades que ocupamos. (Deuteronomio 2, 35)

  • Lo que es a Maquir, le di parte de Galaad. (Deuteronomio 3, 15)

  • A las tribus de Rubén y de Gad les di parte de Galaad hasta el torrente de Arnón. Sus fronteras pasaban por el medio del torrente y, por el lado de los amonitas, el torrente de Yabok servía de frontera. (Deuteronomio 3, 16)

  • Cuando mires al cielo y veas el sol, la luna, las estrellas y todos los astros del firmamento, no te dejes arrastrar a adorarlos como dioses y a servirlos, pues Yavé, tu Dios, dejó que fueran la parte de los demás pueblos, (Deuteronomio 4, 19)

  • Ante ellas no te hincarás ni les rendirás culto; porque yo, Yavé, tu Dios, soy un Dios celoso, que castigo la maldad de los padres en los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me odian. (Deuteronomio 5, 9)

  • El levita no tendrá parte en la herencia que reciben sus hermanos, porque Yavé es su herencia, como él se lo tiene dicho. (Deuteronomio 18, 2)

  • Si un levita llega de otra parte, sea cual fuere la ciudad de Israel donde reside, porque tiene un deseo sincero de estar en el Lugar elegido por Yavé, (Deuteronomio 18, 6)


“A mansidão reprime a ira.” São Padre Pio de Pietrelcina