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  • Cuando terminó de decir estas palabras, un judío se adelantó a la vista de todos para ofrecer incienso sobre el altar que se había construido en Modín, según el decreto del rey. (1 Macabeos 2, 23)

  • A la vista de un ejército tan poderoso, rezó así: «Bendito seas, Salvador de Israel, que quebraste la fuerza del guerrero por mano de tu siervo David (1 Macabeos 4, 30)

  • En vista de eso, Judas declaró la guerra a los hijos de Esaú, en Idumea y la provincia de la Acrabatane, porque ésos cercaban a Israel, y les dio un golpe mortal; los humilló y se apoderó de sus despojos. (1 Macabeos 5, 3)

  • Así cayeron todos al filo de la espada sin quedar ni uno solo. Se apoderaron de los despojos del botín, cortaron la cabeza de Nicanor y la mano derecha que había levantado con soberbia, y las colgaron a la entrada de Jerusalén a la vista de todos. (1 Macabeos 7, 47)

  • Decidieron que este decreto fuera grabado en tablas de bronce que se pondrían a la vista en algún lugar del recinto sagrado, (1 Macabeos 14, 48)

  • Cuando estuvieron ardientes, ordenó que cortaran la lengua al que había hablado en nombre de todos, le arrancaran la piel de la cabeza y le cortaran pies y manos a la vista de sus hermanos y de su madre. (2 Macabeos 7, 4)

  • Los pájaros no caen en tu trampa si la has puesto a la vista, (Proverbios 1, 17)

  • El mundo infernal y la muerte están a la vista de Yavé, ¡cuánto más el corazón de los hombres! (Proverbios 15, 11)

  • En cuanto se sienta el rey en su tribunal, le salta a la vista todo lo malo. (Proverbios 20, 8)

  • Atiéndeme, hijo mío, no pierdas de vista el camino que te indico; (Proverbios 23, 26)

  • En efecto, cualquiera que se volvía al objeto de bronce se salvaba, no por lo que tenía a su vista, sino por ti, el Salvador de todos. (Sabiduría 16, 7)

  • No presentes demanda judicial contra un juez: en vista de su posición, fallarán en su favor. (Sirácides (Eclesiástico) 8, 14)


“Não se desencoraje se você precisa trabalhar muito para colher pouco. Se você pensasse em quanto uma só alma custou a Jesus, você nunca reclamaria!” São Padre Pio de Pietrelcina