Found 56 Results for: Baja

  • El Amado: ¡Qué hermosa eres, amada mía, qué hermosa eres! Tus ojos son palomas, detrás de tu velo. Tus cabellos, como un rebaño de cabras que baja por las laderas de Galaad. (Cantar 4, 1)

  • Porque mi espada se abrevó en el cielo: miren cómo baja sobre Edóm, sobre el pueblo que he condenado al juicio. (Isaías 34, 5)

  • ¡Baja y siéntate en el polvo, virgen, hija de Babilonia! ¡Siéntate en el suelo, sin trono, hija de los caldeos! Porque ya no volverán a llamarte "Delicada" y "Refinada". (Isaías 47, 1)

  • "Baja ahora mismo al taller del alfarero, y allí te haré oír mis palabras". (Jeremías 18, 2)

  • Así habla el Señor: Baja a la casa del rey de Judá, y pronuncia allí esta palabra. (Jeremías 22, 1)

  • El devastador de Moab subió contra él, lo mejor de sus jóvenes baja al matadero -oráculo del Rey cuyo nombre es Señor de los ejércitos-. (Jeremías 48, 15)

  • ¡Baja de la gloria, siéntate en el estiércol, hija que habitas en Dibón! Porque el devastador de Moab ha subido contra ti, ha destruido tus plazas fuertes. (Jeremías 48, 18)

  • ¿Eres tú más privilegiado que otros? ¡Baja y acuéstate con los incircuncisos! (Ezequiel 32, 19)

  • Alrededor de los cuatro había una hilera de piedras, y en la parte baja de las hileras, todo alrededor, había unos fogones. (Ezequiel 46, 23)

  • El Señor de los ejércitos toca la tierra y ella se deshace, y todos sus habitantes están de duelo; la tierra entera crece como el Nilo y luego baja como el Río de Egipto. (Amós 9, 5)

  • Entonces, el resto de Jacob será, en medio de pueblos numerosos, como rocío que baja del Señor, como chaparrón sobre la hierba, que no espera en el hombre ni aguarda nada de los seres humanos. (Miqueas 5, 6)

  • decían: «Tú, que destruyes el Templo y en tres días lo vuelves a edificar, ¡sálvate a ti mismo, si eres Hijo de Dios, y baja de la cruz!». (Mateo 27, 40)


“Não queremos aceitar o fato de que o sofrimento é necessário para nossa alma e de que a cruz deve ser o nosso pão cotidiano. Assim como o corpo precisa ser nutrido, também a alma precisa da cruz, dia a dia, para purificá-la e desapegá-la das coisas terrenas. Não queremos entender que Deus não quer e não pode salvar-nos nem santificar-nos sem a cruz. Quanto mais Ele chama uma alma a Si, mais a santifica por meio da cruz.” São Padre Pio de Pietrelcina