Found 894 Results for: Gad

  • Si un hombre tiene trato sexual con una bestia, será castigado con la muerte, y también matarán a la bestia. (Levítico 20, 15)

  • Si una mujer se acerca a una bestia para unirse con ella, matarán a la mujer y a la bestia: ambas serán castigadas con la muerte y su sangre caerá sobre ellas. (Levítico 20, 16)

  • El hombre o la mujer que consulten a los muertos o a otros espíritus, serán castigados con la muerte: los matarán a pedradas, y su sangre caerá sobre ellos. (Levítico 20, 27)

  • El que pronuncie una blasfemia contra el nombre del Señor será castigado con la muerte: toda la comunidad deberá matarlo a pedradas. Sea extranjero o nativo, si pronuncia una blasfemia contra el Nombre, será castigado con la muerte’". (Levítico 24, 16)

  • El que hiera mortalmente a cualquier hombre, será castigado con la muerte. (Levítico 24, 17)

  • El que mate un animal pagará una indemnización por él, pero el que mate a un hombre, será castigado con la muerte. (Levítico 24, 21)

  • Si tu hermano queda en la miseria y se ve obligado a vender una parte de su propiedad, su pariente más cercano vendrá a ejercer el derecho de rescate sobre lo que ha vendido su hermano. (Levítico 25, 25)

  • Si tu hermano se queda en la miseria y se ve obligado a venderse a ti, no le impongas trabajos de esclavo. (Levítico 25, 39)

  • por la tribu de Gad, Eliasaf, hijo de Deuel; (Números 1, 14)

  • En la lista de los descendientes de Gad, por clanes y por familias -una vez anotados uno por uno los nombres de todos los varones que tenían más de veinte años, o sea, de los aptos para la guerra- (Números 1, 24)

  • Cuando la Morada se desplace, los levitas la desarmarán; y cuando se detenga, la armarán. El extraño que se acerque, será castigado con la muerte. (Números 1, 51)

  • Los levitas, en cambio, lo harán alrededor de la Morada del Testimonio, para que la ira del Señor no se desate contra la comunidad de los israelitas. Ellos estarán encargados de custodiar la Morada del Testimonio. (Números 1, 53)


“Se quisermos colher é necessário não só semear, mas espalhar as sementes num bom campo. Quando as sementes se tornarem plantas, devemos cuidá-las para que as novas plantas não sejam sufocadas pelas ervas daninhas.” São Padre Pio de Pietrelcina