Found 132 Results for: Madera

  • Luego Jirám mandó decir a Salomón: "He recibido tu mensaje. En lo que a mí respecta, haré todo lo que deseas, enviando madera de cedro y de ciprés. (I Reyes 5, 22)

  • Jirám entregaba a Salomón toda la madera de cedro y de ciprés que él quería, (I Reyes 5, 24)

  • revistió sus muros interiores con planchas de cedro, desde el suelo de la Casa hasta los postes del artesonado; revistió de madera el interior y recubrió el suelo de la Casa con planchas de ciprés. (I Reyes 6, 15)

  • En el lugar santísimo hizo dos querubines de madera de olivo; cada uno medía cinco metros de altura. (I Reyes 6, 23)

  • A la entrada del lugar santísimo, hizo unas puertas de madera de olivo; el dintel y los postes tenían forma pentagonal. (I Reyes 6, 31)

  • Sobre las dos hojas de madera de olivo, hizo cincelar querubines, palmeras y pimpollos; revistió de oro las puertas, y aplicó oro laminado sobre los querubines y las palmeras. (I Reyes 6, 32)

  • Lo mismo hizo para la entrada de la nave central: hizo un marco de madera de olivo, de forma cuadrangular, (I Reyes 6, 33)

  • y dos puertas de madera de ciprés, cada una con dos hojas giratorias. (I Reyes 6, 34)

  • Sobre los cimientos, había piedras seleccionadas, talladas a medida, y madera de cedro. (I Reyes 7, 11)

  • Jirám, rey de Tiro, le proporcionó madera de cedro, madera de ciprés y oro a discreción. Por eso, al cabo de ese tiempo, Salomón cedió a Jirám veinte poblados en la región de Galilea. (I Reyes 9, 11)

  • La flota de Jirám, que había transportado el oro de Ofir, trajo también de allí madera de sándalo en gran cantidad y piedras preciosas. (I Reyes 10, 11)

  • Con la madera de sándalo, el rey hizo unas balaustradas para la Casa del Señor y para la casa del rey, y también cítaras y arpas para los músicos. Nunca más se recibió una madera de sándalo como aquella, ni se la vio más hasta el día de hoy. (I Reyes 10, 12)


“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina