Found 16 Results for: Omri

  • Cuando el ejército acampado oyó decir: "Zimrí ha tramado una conspiración e incluso ha matado al rey", ese mismo día, en el campamento, todo Israel proclamó rey de Israel a Omrí, el jefe del ejército. (I Reyes 16, 16)

  • Omrí y todo Israel con él subieron de Guibetón y sitiaron a Tirsá. (I Reyes 16, 17)

  • Entonces, el pueblo de Israel se dividió en dos: una mitad del pueblo siguió a Tibní, hijo de Guinat, para hacerlo rey; la otra mitad, en cambio, siguió a Omrí. (I Reyes 16, 21)

  • Pero el partido de Omrí prevaleció sobre los partidarios de Tibní, hijo de Guinat. Tibní murió y Omrí quedó como rey. (I Reyes 16, 22)

  • El trigésimo primer año de Asá, rey de Judá, comenzó a reinar Omrí sobre Israel, y reinó doce años. Reinó seis años en Tirsá, (I Reyes 16, 23)

  • Omrí hizo lo que es malo a los ojos del Señor, y obró peor aún que sus predecesores. (I Reyes 16, 25)

  • El resto de los hechos de Omrí, todo lo que él hizo y las proezas que realizó, ¿no está escrito todo eso en el libro de los Anales de los reyes de Israel? (I Reyes 16, 27)

  • Omrí se fue a descansar con sus padres y fue sepultado en Samaría. Su hijo Ajab reinó en lugar de él. (I Reyes 16, 28)

  • Ajab, hijo de Omrí, comenzó a reinar sobre Israel el trigésimo octavo año de Asá, rey de Judá, y reinó sobre Israel, en Samaría, durante veintidós años. (I Reyes 16, 29)

  • Ajab, hijo de Omrí, hizo lo que es malo a los ojos del Señor, más que todos sus predecesores. (I Reyes 16, 30)

  • Ocozías tenía veintidós años cuando comenzó a reinar, y reinó un año en Jerusalén. Su madre se llamaba Atalía, y era hija de Omrí, rey de Israel. (II Reyes 8, 26)

  • Los descendientes de Béquer fueron Zemirá, Joás, Eliezer, Elioenai, Omrí, Ieremot, Abías, Anatot y Alémet; todos estos eran hijos de Béquer. (I Crónicas 7, 8)


“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina