Found 7351 Results for: Señor

  • Ya conocen las instrucciones que les he dado en nombre del Señor Jesús. (I Tesalonicenses 4, 2)

  • Que nadie se atreva a perjudicar ni a dañar en esto a su hermano, porque el Señor hará justicia por todas estas cosas, como ya se lo hemos dicho y atestiguado. (I Tesalonicenses 4, 6)

  • Queremos decirles algo, fundados en la Palabra del Señor: los que vivamos, los que quedemos cuando venga el Señor, no precederemos a los que hayan muerto. (I Tesalonicenses 4, 15)

  • Porque a la señal dada por la voz del Arcángel y al toque de la trompeta de Dios, el mismo Señor descenderá del cielo. Entonces, primero resucitarán los que murieron en Cristo. (I Tesalonicenses 4, 16)

  • Después nosotros, los que aún vivamos, los que quedemos, seremos llevados con ellos al cielo, sobre las nubes, al encuentro de Cristo, y así permaneceremos con el Señor para siempre. (I Tesalonicenses 4, 17)

  • Ustedes saben perfectamente que el Día del Señor vendrá como un ladrón en plena noche. (I Tesalonicenses 5, 2)

  • Porque Dios no nos destinó para la ira, sino para adquirir la salvación por nuestro Señor Jesucristo, (I Tesalonicenses 5, 9)

  • Les rogamos, hermanos, que sean considerados con los que trabajan entre ustedes, es decir, con aquellos que los presiden en nombre del Señor y los aconsejan. (I Tesalonicenses 5, 12)

  • Que el Dios de la paz los santifique plenamente, para que ustedes se conserven irreprochables en todo su ser -espíritu, alma y cuerpo- hasta la Venida de nuestro Señor Jesucristo. (I Tesalonicenses 5, 23)

  • Les recomiendo en nombre del Señor que hagan leer esta carta a todos los hermanos. (I Tesalonicenses 5, 27)

  • La gracia de nuestro Señor Jesucristo esté con ustedes. (I Tesalonicenses 5, 28)

  • Pablo, Silvano y Timoteo saludan a la Iglesia de Tesalónica, que está unida a Dios, nuestro Padre y al Señor Jesucristo. (II Tesalonicenses 1, 1)


“A pessoa que nunca medita é como alguém que nunca se olha no espelho e, assim, não se cuida e sai desarrumada. A pessoa que medita e dirige seus pensamentos a Deus, que é o espelho de sua alma, procura conhecer seus defeitos, tenta corrigi-los, modera seus impulsos e põe em ordem sua consciência.” São Padre Pio de Pietrelcina