Found 479 Results for: Segundo libro de Samuel

  • y Dios llamó Cielo al firmamento. Así hubo una tarde y una mañana: este fue el segundo día. (Génesis 1, 8)

  • El segundo río se llama Guijón: es el que recorre toda la tierra de Cus. (Génesis 2, 13)

  • También le harás un tragaluz y lo terminarás a medio metro de la parte superior. Pondrás la puerta al costado del arca y harás un primero, un segundo y un tercer piso. (Génesis 6, 16)

  • Noé tenía seiscientos años, y era el decimoséptimo día del segundo mes. Ese día, desbordaron las fuentes del gran océano y se abrieron las cataratas del cielo. (Génesis 7, 11)

  • Des-pués Bilhá, la esclava de Raquel, volvió a concebir y dio un segundo hijo a Jacob. (Génesis 30, 7)

  • Jacob dio esa misma orden al segundo, y al tercero, y a todos los demás que iban detrás de las manadas diciéndoles: "Cuando se encuentren con mi hermano Esaú, díganle todo esto. (Génesis 32, 20)

  • Y al segundo le puso el nombre de Efraím, diciendo: "Dios me ha hecho fecundo en la tierra de mi aflicción". (Génesis 41, 52)

  • "Un hombre, un egipcio, le explicaron ellas, nos libró de los pastores, nos sacó agua, y hasta dio de beber al rebaño". (Exodo 2, 19)

  • Entonces el Señor le dijo: "Si se niegan a creerte y no se convencen ante la evidencia del primer prodigio, el segundo los convencerá. (Exodo 4, 8)

  • Haré de ustedes mi Pueblo y yo seré su Dios. Así tendrán que reconocer que soy yo, el Señor, el que los libró de los trabajos forzados de Egipto. (Exodo 6, 7)

  • Sólo se libró del granizo la región de Gosen, donde habitaban los israelitas. (Exodo 9, 26)

  • Luego partieron de Elím, y el día quince del segundo mes después de su salida de Egipto, toda la comunidad de los israelitas llegó al desierto de Sin, que está entre Elím y el Sinaí. (Exodo 16, 1)


“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina