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  • Porque tanto él como sus hermanos y toda la familia de su padre han combatido con firmeza y expulsado a los enemigos de Israel, y le han asegurado la libertad". Entonces hicieron grabar una inscripción en planchas de bronce y las fijaron sobre unas columnas en el monte Sión. (I Macabeos 14, 26)

  • Se decidió que este documento fuera grabado en planchas de bronce, que estas fueran colocadas cerca del Santuario, en un lugar visible, (I Macabeos 14, 48)

  • Sin embargo, en vez de preocuparse de que pronto va a morir y de la brevedad de su vida, rivaliza con los orfebres y plateros, imita a los forjadores de bronce y se enorgullece de fabricar lo que es falso. (Sabiduría 15, 9)

  • Porque su yugo es un yugo de hierro y sus cadenas son cadenas de bronce. (Eclesiástico 28, 20)

  • Yo iré delante de ti y allanaré los cerros; romperé las puertas de bronce y haré saltar los cerrojos de hierro. (Isaías 45, 2)

  • Yo sabía que tú eres obstinado, que tu cerviz es una barra de hierro y que tu frente es de bronce. (Isaías 48, 4)

  • Haré llegar oro en lugar de bronce y plata en lugar de hierro; bronce en lugar de madera y hierro en lugar de piedra. Por magistrados te daré la Paz y por gobernantes, la Justicia. (Isaías 60, 17)

  • Mira que hoy hago de ti una plaza fuerte, una columna de hierro, una muralla de bronce, frente a todo el país: frente a los reyes de Judá y a sus jefes, a sus sacerdotes y al pueblo del país. (Jeremías 1, 18)

  • Son todos rebeldes, calumniadores: bronce o hierro, todos están pervertidos. (Jeremías 6, 28)

  • ¿Se puede quebrar el hierro, el hierro del Norte, y el bronce? (Jeremías 15, 12)

  • Yo te pondré frente a este pueblo como una muralla de bronce inexpugnable. Te combatirán, pero no podrán contra ti, porque yo estoy contigo para salvarte y librarte -oráculo del Señor-. (Jeremías 15, 20)

  • Porque así habla el Señor de los ejércitos acerca de las columnas, del Mar de bronce, de las bases y de los demás objetos que aún quedan en esta ciudad, (Jeremías 27, 19)


“Subamos sem nos cansarmos, sob a celeste vista do Salvador. Distanciemo-nos das afeições terrenas. Despojemo-nos do homem velho e vistamo-nos do homem novo. Aspiremos à felicidade que nos está reservada.” São Padre Pio de Pietrelcina