Found 165 Results for: historia de Moab

  • Después de la muerte de Ajab, Moab se sublevó contra Israel. (II Reyes 1, 1)

  • Mesa, rey de Moab, era criador de rebaños, y pagaba como tributo al rey de Israel cien mil corderos y cien mil carneros lanudos. (II Reyes 3, 4)

  • Pero al morir Ajab, el rey de Moab se sublevó contra el rey de Israel. (II Reyes 3, 5)

  • Luego partió y mandó decir a Josafat, rey de Judá: "El rey de Moab se ha sublevado contra mí; ¿quieres venir conmigo a combatir contra Moab?". Josafat respondió: "Sí, subiré; cuenta conmigo como contigo mismo, con mi gente como con la tuya, con mis caballos como con los tuyos". (II Reyes 3, 7)

  • Además preguntó: "¿Por qué camino subiremos?". "Por el camino del desierto de Moab", respondió Jorám. (II Reyes 3, 8)

  • Entonces el rey de Israel exclamó: "¡Ay, el Señor ha convocado a estos tres reyes para entregarlos en manos de Moab!". (II Reyes 3, 10)

  • pero este dijo al rey de Israel: "¿Qué tengo que ver yo contigo? Recurre a los profetas de tu padre y a los profetas de tu madre". "De ninguna manera, dijo el rey de Israel, porque el Señor ha convocado a estos tres reyes para entregarlos en manos de Moab". (II Reyes 3, 13)

  • Y como esto es demasiado poco a los ojos del Señor, él entregará a Moab en manos de ustedes. (II Reyes 3, 18)

  • y dijeron: "¡Es sangre! Seguro que los reyes se batieron a espada y se mataron entre ellos. Y ahora, ¡al saqueo, Moab!". (II Reyes 3, 23)

  • Pero cuando llegaron al campamento de Israel, surgieron los israelitas y derrotaron a Moab, que huyó delante de ellos. Luego siguieron avanzando y derrotando a Moab: (II Reyes 3, 24)

  • El rey de Moab, al ver que la guerra estaba perdida para él, reunió a setecientos hombres armados de espada, para abrirse una brecha hacia el rey de Edóm; pero fracasó. (II Reyes 3, 26)

  • El rey profanó los lugares altos que estaban frente a Jerusalén, al sur del monte de la Destrucción, y que Salomón, rey de Israel, había construido en honor de Astarté, el despreciable ídolo de los sidonios, en honor de Quemós, el despreciable ídolo de Moab, y en honor de Milcóm, el abominable ídolo de los amonitas. (II Reyes 23, 13)


“Ouço interiormente uma voz que constantemente me diz: Santifique-se e santifique!” São Padre Pio de Pietrelcina