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Con mucha más razón, ahora que unos hombres malvados han matado a un inocente en su propia casa y sobre su lecho, ¿no tendré que pedirles cuenta de su sangre y borrarlos de la tierra?". (II Samuel 4, 11)
y también los servidores del rey fueron a felicitar a nuestro señor el rey David, diciendo: ‘Que tu Dios haga el nombre de Salomón más ilustre que el tuyo y engrandezca su trono más que el tuyo’. El rey, en su lecho, hizo un gesto de asentimiento, (I Reyes 1, 47)
"Dame a tu hijo", respondió Elías. Luego lo tomó del regazo de su madre, lo subió a la habitación alta donde se alojaba y lo acostó sobre su lecho. (I Reyes 17, 19)
Ajab se fue a su casa malhumorado y muy irritado por lo que le había dicho Nabot, el izreelita: "No te daré la herencia de mis padres". Se tiró en su lecho, dio vuelta la cara y no quiso probar bocado. (I Reyes 21, 4)
Por eso, así habla el Señor: No te levantarás del lecho en el que te has acostado, porque morirás irremediablemente". Y Elías se fue. (II Reyes 1, 4)
Ellos le dijeron: "Un hombre nos salió al encuentro y nos dijo: Vuelvan a ver al rey que los ha enviado y díganle: Así habla el Señor: ¿Acaso no hay Dios en Israel, para que tú mandes a consultar a Baal Zebub, el dios de Ecrón? Por eso, no te levantarás del lecho en el que te has acostado, porque morirás irremediablemente". (II Reyes 1, 6)
y le dijo: "Así habla el Señor: Por haber enviado mensajeros a consultar a Baal Zebub, el dios de Ecrón, como si no hubiera Dios en Israel para consultar su palabra, por eso, no te levantarás del lecho donde te has acostado: morirás irremediablemente". (II Reyes 1, 16)
Cuando Eliseo llegó a la casa, vio que el muchacho estaba muerto, tendido sobre su lecho. (II Reyes 4, 32)
Descendientes de Rubén, el primogénito de Israel. Rubén fue el primero en nacer, pero como profanó el lecho de su padre, su primogenitura fue entregada a los hijos de José, el hijo de Israel, y no fue inscrito en las genealogías como el primogénito. (I Crónicas 5, 1)
Lo sepultaron en la tumba que se había hecho cavar en la Ciudad de David. Lo depositaron sobre un lecho lleno de ungüentos y de diversos perfumes cuidadosamente preparados, y se encendió en su honor una enorme hoguera. (II Crónicas 16, 14)
y cuando se fueron, lo dejaron gravemente enfermo. Sus servidores tramaron una conspiración contra él para vengar la sangre del hijo del sacerdote Iehoiadá, y lo mataron cuando estaba en su lecho. Así murió, y fue sepultado en la Ciudad de David, pero no en el sepulcro de los reyes. (II Crónicas 24, 25)
Vean entonces, hijos míos, cuál es el fruto de la limosna y cuál el de la injusticia que lleva a la muerte. Pero ya me falta el aliento". Entonces lo tendieron sobre su lecho, y él murió y fue enterrado honrosamente. (Tobías 14, 11)