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  • ¡Sáname, Señor, y quedaré sano, sálvame y estaré a salvo, porque tú eres mi alabanza! (Jeremías 17, 14)

  • y de las ciudades de Judá y de los alrededores de Jerusalén, de la Sefelá, de la Montaña y del Négueb, se traerán holocaustos y sacrificios, oblaciones e incienso, y se traerá el sacrificio de alabanza a la Casa del Señor. (Jeremías 17, 26)

  • De allí saldrán cantos de alabanza y risas estridentes. Los multiplicaré y no disminuirán, los glorificaré y no serán menoscabados. (Jeremías 30, 19)

  • el grito de alegría y el grito de júbilo, el canto del esposo y el canto de la esposa, y el canto de los que dicen, mientras presentan el sacrificio de alabanza en la Casa del Señor: "Den gracias al Señor de los ejércitos, porque es bueno el Señor, porque es eterno su amor". Sí, yo cambiaré la suerte de este país, y será como al principio, dice el Señor. (Jeremías 33, 11)

  • No se encargaron ustedes mismos de ejercer mi sagrado ministerio, sino que pusieron a esa gente para que lo ejerciera en lugar de ustedes, en mi propio Santuario. (Ezequiel 44, 8)

  • En cambio, los sacerdotes levíticos, hijos de Sadoc, que ejercieron el ministerio en mi Santuario cuando Israel se descarriaba lejos de mí, se acercarán a mí para servirme y estarán en mi presencia para ofrecerme la grasa y la sangre -oráculo del Señor-. (Ezequiel 44, 15)

  • Esta parte será para los sacerdotes consagrados, los hijos de Sadoc, que ejercieron mi ministerio y no se descarriaron como los levitas, cuando se descarriaron los israelitas. (Ezequiel 48, 11)

  • "Bendito eres, Señor, Dios de nuestros padres, y digno de alabanza, que tu Nombre sea glorificado eternamente. (Daniel 3, 26)

  • Dios viene de Temán, y el Santo, del monte Parán. Su majestad cubre los cielos, Pausa y su alabanza llena la tierra. (Habacuc 3, 3)

  • y le dijeron: «¿Oyes lo que dicen estos?». «Sí, respondió Jesús, ¿pero nunca han leído este pasaje: De la boca de las criaturas y de los niños de pecho, has hecho brotar una alabanza?». (Mateo 21, 16)

  • Cuando comenzó su ministerio, Jesús tenía unos treinta años y se lo consideraba hijo de José. José era hijo de Elí; (Lucas 3, 23)

  • Él era uno de los nuestros y había recibido su parte en nuestro ministerio. (Hechos 1, 17)


“Quando o dia seguinte chegar, ele também será chamado de hoje e, então, você pensará nele. Tenha sempre muita confiança na Divina Providência.” São Padre Pio de Pietrelcina