Found 156 Results for: moab

  • la mayor tuvo un hijo y lo llamó Moab, que es el padre de los actuales moabitas. (Génesis 19, 37)

  • Cuando murió Jusám, lo sucedió Hadad, hijo de Bedad, el que derrotó a Madián en el campo de Moab; el nombre de su ciudad era Avit. (Génesis 36, 35)

  • cunde el pánico entre los jefes de Edóm, un temblor sacude a los príncipes de Moab, desfallecen todos los habitantes de Canaán. (Exodo 15, 15)

  • Luego siguieron avanzando y acamparon en Iyé Ha Abarím, en el desierto que está en el límite con Moab, hacia el oriente. (Números 21, 11)

  • Después continuaron avanzando y acamparon más allá del Arnón, en el desierto que se extiende desde el territorio de los amorreos, porque el Arnón sirve de frontera entre Moab y los amorreos. (Números 21, 13)

  • con sus afluentes, que se extiende hasta el territorio habitado de Ar y se apoya en el territorio de Moab...". (Números 21, 15)

  • y de Bamot al valle que está en el campo de Moab, hacia la cima del Pisgá, dominando el desierto. (Números 21, 20)

  • Jesbón era la ciudad de Sijón, el rey de los amorreos que había luchado contra un rey anterior de Moab y le había arrebatado su territorio hasta el Arnón. (Números 21, 26)

  • Porque ha salido fuego de Jesbón, una llamarada de la ciudad de Sijón, que consumió a Ar de Moab y a los jefes de las alturas del Arnón. (Números 21, 28)

  • ¡Ay de ti, Moab! ¡Estás perdido, pueblo de Quemós! Él puso en fuga a sus hijos, e hizo prisioneras a sus hijas en manos de Sijón, un rey amorreo. (Números 21, 29)

  • Luego los israelitas reanudaron la marcha y fueron a acampar en las estepas de Moab, al otro lado del Jordán, a la altura de Jericó. (Números 22, 1)

  • los moabitas dijeron a los ancianos de Madián: "Ahora esta turba va a devorarlo todo a nuestro alrededor como un buey devora la hierba del campo". Entonces Balac, hijo de Sipor, que era rey de Moab en aquel tiempo, (Números 22, 4)


“Que Maria sempre enfeite sua alma com as flores e o perfume de novas virtudes e coloque a mão materna sobre sua cabeça. Fique sempre e cada vez mais perto de nossa Mãe celeste, pois ela é o mar que deve ser atravessado para se atingir as praias do esplendor eterno no reino do amanhecer.” São Padre Pio de Pietrelcina