Found 12 Results for: perlas

  • Los corales y el cuarzo, ¡mejor ni nombrarlos!, y adquirir la Sabiduría vale más que las perlas. (Job 28, 18)

  • Es más preciosa que las perlas y nada apetecible se le puede igualar. (Proverbios 3, 15)

  • Porque la Sabiduría vale más que las perlas, y nada apetecible se le puede igualar". (Proverbios 8, 11)

  • Hay oro y muchas perlas, pero nada más precioso que una boca sabia. (Proverbios 20, 15)

  • No den las cosas sagradas a los perros, ni arrojen sus perlas a los cerdos, no sea que las pisoteen y después se vuelvan contra ustedes para destrozarlos. (Mateo 7, 6)

  • El Reino de los Cielos se parece también a un negociante que se dedicaba a buscar perlas finas; (Mateo 13, 45)

  • Que las mujeres, por su parte, se arreglen decentemente, con recato y modestia, sin usar peinados rebuscados, ni oro, ni perlas, ni vestidos costosos. (I Timoteo 2, 9)

  • La mujer estaba vestida de púrpura y escarlata, resplandeciente de oro, de piedras preciosas y de perlas, y tenía en su mano una copa de oro colmada de la abominable impureza de su fornicación. (Apocalipsis 17, 4)

  • objetos de oro y de plata; piedras preciosas, perlas, telas de lino y de púrpura, de seda y de escarlata; maderas aromáticas; objetos de marfil, de maderas finas, de bronce, de hierro y de mármol; (Apocalipsis 18, 12)

  • «¡Ay, ay! ¡La gran Ciudad! Estaba vestida de lino fino, de púrpura y de escarlata, resplandeciente de oro, de piedras preciosas y de perlas. (Apocalipsis 18, 16)

  • La gloria de Dios estaba en ella y resplandecía como la más preciosa de las perlas, como una piedra de jaspe cristalino. (Apocalipsis 21, 11)

  • Las doce puertas eran doce perlas y cada puerta estaba hecha con una perla enteriza. La plaza de la Ciudad era de oro puro, transparente como el cristal. (Apocalipsis 21, 21)


“Se você não entrega seu coração a Deus, o que lhe entrega?” “Você deve seguir outra estrada. Tire de seu coração todas as paixões deste mundo, humilhe-se na poeira e reze! Dessa forma, certamente você encontrará Deus, que lhe dará paz e serenidade nesta vida e a eterna beatitude na próxima.” São Padre Pio de Pietrelcina