Found 419 Results for: poder militar

  • en su presencia hay esplendor y majestad, en su Santuario, poder y hermosura. (I Crónicas 16, 27)

  • Aclamen al Señor, familias de los pueblos, aclamen la gloria y el poder del Señor; (I Crónicas 16, 28)

  • y presentó a David las cifras del censo de la población: en todo Israel había 1.100.000 hombres aptos para el servicio militar, y en Judá, 470.000. (I Crónicas 21, 5)

  • Todos estos eran hijos de Hemán, el vidente del rey en los asuntos referentes a Dios. Para exaltar su poder, Dios había dado a Hemán catorce hijos y tres hijas. (I Crónicas 25, 5)

  • De ti proceden la riqueza y la gloria; tú lo gobiernas todo, en tu mano están el poder y la fuerza, y es tu mano la que engrandece y afianza todas las cosas. (I Crónicas 29, 12)

  • El Señor afianzó el reino bajo su poder, y todo Judá le hacía regalos, de manera que su riqueza y su gloria llegaron a ser muy grandes. (II Crónicas 17, 5)

  • y dijo: "Señor, Dios de nuestros padres, ¿acaso no eres tú el Dios del cielo y el que dominas a todos los reinos de las naciones? ¿No están en tu mano la fuerza y el poder, sin que nadie pueda resistirte? (II Crónicas 20, 6)

  • y cuando Jorám tomó posesión del reino de su padre y se afianzó en el poder, degolló a todos sus hermanos y a algunos de los jefes de Israel. (II Crónicas 21, 4)

  • Cuando su poder real quedó plenamente afianzado, mató a los servidores que habían dado muerte al rey, su padre. (II Crónicas 25, 3)

  • Si ellos te acompañan, por más que luches valerosamente, Dios te hará caer ante el enemigo. Porque es Dios el que tiene poder para socorrer y derribar". (II Crónicas 25, 8)

  • Porque hubiera sido vergonzoso pedir al rey gente armada y jinetes, para que nos protegieran en el camino contra el enemigo. Al contrario, nosotros habíamos dicho al rey: "La mano de nuestro Dios se extiende para bendecir a todos los que lo buscan, y su poder y su ira caen sobre todos los que lo abandonan". (Esdras 8, 22)

  • Pero ella replicaba: "Déjame, no trates de engañarme. Mi hijo ha muerto". Y todos los días salía a mirar el camino por donde se había ido su hijo, porque no se fiaba de nadie. Al caer la tarde, entraba en su casa y pasaba las noches llorando y lamentándose sin poder dormir. Cuando pasaron los catorce días de fiesta que Ragüel había prometido celebrar en honor de su hija, Tobías fue a decirle: "Déjame partir, porque seguramente mi padre y mi madre piensan que ya no volverán a verme. Te ruego, padre, que me dejes volver a la casa de mi padre. Ya te dije en qué estado lo dejé". (Tobías 10, 7)


Jesus lhe quer bem, da maneira que só Ele sabe amar.” São Padre Pio de Pietrelcina