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Cuando salió de su trance profético, Saúl regresó a su casa. (I Samuel 10, 13)
A su regreso, después que David derrotó al filisteo, las mujeres de todas las ciudades de Israel salían a recibir al rey Saúl, cantando y bailando, al son jubiloso de tamboriles y triángulos. (I Samuel 18, 6)
Entonces Saúl le dijo: "¡Bendito seas, David, hijo mío! Sí, tú harás grandes cosas y seguro que triunfarás". Luego David siguió su camino, y Saúl regresó a su casa. (I Samuel 26, 25)
El rey emprendió el camino de regreso y llegó hasta el Jordán. Los de Judá, por su parte, habían ido a Guilgal para recibirlo y ayudarlo a pasar el Jordán. (II Samuel 19, 16)
Todo el pueblo pasó el Jordán, y también pasó el rey. Luego el rey besó a Barzilai y lo bendijo, y él regresó a su casa. (II Samuel 19, 40)
Entonces el Señor envió la peste a Israel, desde esa mañana hasta el tiempo señalado, y murieron setenta mil hombres del pueblo, desde Dan hasta Berseba. (II Samuel 24, 15)
Salomón se despertó, y comprendió que había tenido un sueño. Luego regresó a Jerusalén y se presentó ante el Arca de la Alianza del Señor; ofreció holocaustos y sacrificios de comunión, e hizo un banquete para todos sus servidores. (I Reyes 3, 15)
Salomón tenía además setenta mil hombres que transportaban las cargas, y ochenta mil canteros en la montaña, (I Reyes 5, 29)
Su espesor medía un palmo, y su borde tenía forma de copa, semejante al cáliz de una azucena. Su capacidad era de unos setenta mil litros. (I Reyes 7, 26)
La abertura para los recipientes estaba dentro de un círculo en forma de corona, que sobresalía medio metro; la abertura era redonda, hecha en forma de zócalo, y medía setenta y cinco centímetros. También el borde de la abertura estaba adornado con figuras esculpidas. Sus paneles eran cuadrados, no redondos. (I Reyes 7, 31)
Las cuatro ruedas estaban debajo de los paneles, y los ejes de las ruedas estaban unidos a los soportes. La altura de cada rueda era de setenta y cinco centímetros. (I Reyes 7, 32)
Por su parte, el rey Salomón dio a la reina de Sabá todo lo que a ella se le ocurrió pedir, aparte de los regalos que le hizo como sólo podía hacerlo el rey Salomón. Después, ella emprendió el camino de regreso a su país, acompañada de su séquito. (I Reyes 10, 13)