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  • Y tú, Esdras, con esa sabiduría de tu Dios que reside en ti, designa jueces y magistrados, para hacer justicia a todo el pueblo que está del otro lado del Éufrates, es decir, a todos los que conocen la Ley de tu Dios. Y enseña esa Ley a quienes no la conocen. (Esdras 7, 25)

  • En cualquier circunstancia bendice al Señor, tu Dios; pídele que dirija tus pasos y que todos tus caminos y todos tus proyectos lleguen a feliz término. Porque ningún pueblo posee la sabiduría, sino que es el Señor el que da todos los bienes: él humilla a quien quiere, hasta lo más profundo del Abismo. Hijo mío, acuérdate de estos preceptos, y que nunca se borren de tu corazón. (Tobías 4, 19)

  • No es esta la primera vez que se manifiesta tu sabiduría: desde que eras joven, todo el pueblo conoce tu inteligencia y la bondad de tu corazón. (Judit 8, 29)

  • Hemos oído hablar, en efecto, de tu sabiduría y de la sagacidad de tu inteligencia, y se comenta en toda la tierra que tú eres el más valiente, el más experto y el más admirable estratega de todo el reino. (Judit 11, 8)

  • Las palabras de Judit agradaron a Holofernes y a todos sus oficiales, los cuales, admirados de su sabiduría, exclamaron: (Judit 11, 20)

  • ¿No se les arranca la estaca de su carpa, y mueren por falta de sabiduría? (Job 4, 21)

  • si te revelara los secretos de la sabiduría, tan sutiles para el entendimiento, sabrías que Dios aún olvida una parte de tu culpa. (Job 11, 6)

  • ¡Realmente, ustedes son la voz del pueblo y junto con ustedes morirá la sabiduría! (Job 12, 2)

  • En los cabellos blancos está la sabiduría y en la edad avanzada, la inteligencia. (Job 12, 12)

  • Pero con Dios están la sabiduría y el poder, a él pertenecen el consejo y la inteligencia. (Job 12, 13)

  • ¡Si se callaran de una vez, darían una prueba de sabiduría! (Job 13, 5)

  • ¿Has tenido acceso al consejo divino y has acaparado la sabiduría? (Job 15, 8)


“O Senhor sempre orienta e chama; mas não se quer segui-lo e responder-lhe, pois só se vê os próprios interesses. Às vezes, pelo fato de se ouvir sempre a Sua voz, ninguém mais se apercebe dela; mas o Senhor ilumina e chama. São os homens que se colocam na posição de não conseguir mais escutar.” São Padre Pio de Pietrelcina