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  • Babilonia era una copa de oro en la mano del Señor, para embriagar a toda la tierra; las naciones bebieron su vino, por eso se enloquecieron. (Jeremías 51, 7)

  • Ellos preguntan a sus madres: "¿Dónde hay pan y vino?", mientras caen desfallecidos como heridos de muerte en las plazas de la ciudad, exhalando su espíritu en el regazo de sus madres. (Lamentaciones 2, 12)

  • Damasco comerciaba contigo por la abundancia de tus productos, por la abundancia de todas tus riquezas: te abastecía de vino de Jelbón y de lana de Sájar. (Ezequiel 27, 18)

  • Esta visión era como la que yo había visto cuando el Señor vino a destruir la ciudad, y como la que había visto junto al río Quebar. Entonces caí con el rostro en tierra. (Ezequiel 43, 3)

  • Ningún sacerdote beberá vino cuando deba entrar en el atrio interior. (Ezequiel 44, 21)

  • El rey les asignó para cada día una porción de sus propios manjares y del vino que él bebía. Ellos debían ser educados durante tres años, y al cabo de esos años se pondrían al servicio del rey. (Daniel 1, 5)

  • Daniel estaba decidido a no contaminarse con los manjares del rey y con el vino que él bebía, y rogó al jefe de los eunucos que no lo obligara a contaminarse. (Daniel 1, 8)

  • Desde entonces, el guardia les retiró los manjares y el vino que debían tomar, y les dio legumbres. (Daniel 1, 16)

  • El rey Baltasar ofreció un gran banquete a mil de sus dignatarios, y bebió vino en la presencia de esos mil. (Daniel 5, 1)

  • Estimulado por el vino, Baltasar mandó traer los vasos de oro y plata que Nabucodonosor, su padre, había sacado del Templo de Jerusalén, para que bebieran en ellos el rey y sus dignatarios, sus mujeres y sus concubinas. (Daniel 5, 2)

  • Mientras bebían vino, glorificaban a los dioses de oro y plata, de bronce, hierro, madera y piedra. (Daniel 5, 4)

  • Te has exaltado contra el Señor del cielo: han traído a tu presencia los vasos de su Casa, y han bebido vino en ellos, tú y tus dignatarios, tus mujeres y tus concubinas; has glorificado a los dioses de plata y oro, de bronce, hierro, madera y piedra, que no ven, ni oyen, ni entienden, pero no has celebrado al Dios que tiene en su mano tu aliento y a quien pertenecen todos tus caminos. (Daniel 5, 23)


“Um filho espiritual perguntou a Padre Pio: Como posso recuperar o tempo perdido? Padre Pio respondeu-lhe “Multiplique suas boas obras!” São Padre Pio de Pietrelcina