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  • Si un hombre tiene dos mujeres a una de las cuales ama y a la otra no, y tanto la mujer amada como la otra le dan hijos, si resulta que el primogénito es de la mujer a quien no ama, (Deuteronomio 21, 15)

  • el día que reparta la herencia entre sus hijos no podrá dar el derecho de primogenitura al hijo de la mujer que ama, en perjuicio del hijo de la mujer que no ama, que es el primogénito. (Deuteronomio 21, 16)

  • Sino que reconocerá como primogénito al hijo de ésta, dándole una parte doble de todo lo que posee: porque este hijo, primicias de su vigor, tiene derecho de primogenitura. (Deuteronomio 21, 17)

  • Y si tu hermano no es vecino tuyo, o no le conoces, la recogerás en tu casa y la guardarás contigo hasta que tu hermano venga a buzscarla; entonces se la devolverás. (Deuteronomio 22, 2)

  • No entregarás a su amo el esclavo que se haya acogido a ti huyendo de él. (Deuteronomio 23, 16)

  • y el primogénito que ella dé a luz llevará el nombre de su hermano difunto; así su nombre no se borrará de Israel. (Deuteronomio 25, 6)

  • Plantarás y cultivarás viñas, pero no beberás vino ni recogerás nada, porque el gusano las devorará. (Deuteronomio 28, 39)

  • Luego llegasteis a este lugar. Sijón, rey de Jesbón, y Og, rey de Basán, salieron a nuestro encuentro para hacernos la guerra, pero los derrotamos. (Deuteronomio 29, 6)

  • Aunque tus desterrados estén en el extremo de los cielos, de allí mismo te recogerá Yahveh tu Dios y vendrá a buscarte; (Deuteronomio 30, 4)

  • Pongo hoy por testigos contra vosotros al cielo y a la tierra: te pongo delante vida o muerte, bendición o maldición. Escoge la vida, para que vivas, tú y tu descendencia, (Deuteronomio 30, 19)

  • Yahveh las tratará como trató a Sijón y a Og, reyes amorreos, y a su país, a los cuales destruyó. (Deuteronomio 31, 4)

  • Acuérdate de los días de antaño, considera los años de edad en edad. Interroga a tu padre, que te cuente, a tus ancianos, que te hablen. (Deuteronomio 32, 7)


“Se quisermos colher é necessário não só semear, mas espalhar as sementes num bom campo. Quando as sementes se tornarem plantas, devemos cuidá-las para que as novas plantas não sejam sufocadas pelas ervas daninhas.” São Padre Pio de Pietrelcina