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  • los cuales se irritaron contra Jeremías, le dieron de golpes y le encarcelaron en casa del escriba Jonatán, convertida en prisión. (Jeremías 37, 15)

  • Ahora, pues, oiga el rey mi señor, caiga bien en tu presencia mi petición de gracia y no me vuelvas a casa del escriba Jonatán, no muera yo allí.» (Jeremías 37, 20)

  • tú les dirás: "He pedido al rey la gracia de que no se me devuelva a casa de Jonatán a morirme allí."» (Jeremías 38, 26)

  • y fueron donde Godolías, a Mispá, Ismael, hijo de Netanías, Yojanán y Jonatán, hijo de Caréaj, Seraías, hijo de Tanjumet, los hijos de Efay el netofita y Yaazanías de Maaká en compañía de sus hombres. (Jeremías 40, 8)

  • Ordenad escudo y pavés, y avanzad a la batalla. (Jeremías 46, 3)

  • Y oí el ruido de sus alas, como un ruido de muchas aguas, como la voz de Sadday; cuando marchaban, era un ruido atronador, como ruido de batalla; cuando se paraban, replegaban sus alas. (Ezequiel 1, 24)

  • tumulto de guerra se alzará en tu pueblo, y todas tus fortalezas serán devastadas, como Salmán devastó a Bet Arbel el día de la batalla, cuando la madre fue estrellada sobre sus hijos. (Oseas 10, 14)

  • Como estrépito de carros, por las cimas de los montes saltan, como el crepitar de la llama de fuego que devora hojarasca; ¡como un pueblo poderoso en orden de batalla! (Joel 2, 5)

  • Yo reuniré a todas las naciones en batalla contra Jerusalén. Será tomada la ciudad, las casas serán saqueadas y violadas las mujeres. La mitad de la ciudad partirá al cautiverio, pero el Resto del pueblo no será extirpado de la ciudad. (Zacarías 14, 2)

  • Saldrá entonces Yahveh y combatirá contra esas naciones como el día en que él combate, el día de la batalla. (Zacarías 14, 3)

  • el Sumo Sacerdote Anás, Caifás, Jonatán, Alejandro y cuantos eran de la estirpe de sumos sacerdotes. (Hechos 4, 6)

  • Y si la trompeta no da sino un sonido confuso, ¿quién se preparará para la batalla? (I Corintios 14, 8)


“Não nos preocupemos quando Deus põe à prova a nossa fidelidade. Confiemo-nos à Sua vontade; é o que podemos fazer. Deus nos libertará, consolará e enorajará.” São Padre Pio de Pietrelcina