Found 1510 Results for: creación del hombre

  • Como el hombre terreno, así son los hombres terrenos; como el celeste, así serán los celestes. (I Corintios 15, 48)

  • Y del mismo modo que hemos llevado la imagen del hombre terreno, llevaremos también la imagen del celeste. (I Corintios 15, 49)

  • Por eso no desfallecemos. Aun cuando nuestro hombre exterior se va desmoronando, el hombre interior se va renovando de día en día. (II Corintios 4, 16)

  • Por tanto, el que está en Cristo, es una nueva creación; pasó lo viejo, todo es nuevo. (II Corintios 5, 17)

  • Que no es hombre de probada virtud el que a sí mismo se recomienda, sino aquel a quien el Señor recomienda. (II Corintios 10, 18)

  • Sé de un hombre en Cristo, el cual hace catorce años - si en el cuerpo o fuera del cuerpo no lo sé, Dios lo sabe - fue arrebatado hasta el tercer cielo. (II Corintios 12, 2)

  • Y sé que este hombre - en el cuerpo o fuera del cuerpo del cuerpo no lo sé, Dios lo sabe - (II Corintios 12, 3)

  • fue arrebatado al paraíso y oyó palabras inefables que el hombre no puede pronunciar. (II Corintios 12, 4)

  • Pablo, apóstol, no de parte de los hombres ni por mediación de hombre alguno, sino por Jesucristo y Dios Padre, que le resucitó de entre los muertos, (Gálatas 1, 1)

  • pues yo no lo recibí ni aprendí de hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo. (Gálatas 1, 12)

  • conscientes de que el hombre no se justifica por las obras de la ley sino sólo por la fe en Jesucristo, también nosotros hemos creído en Cristo Jesús a fin de conseguir la justificación por la fe en Cristo, y no por las obras de la ley, pues por las obras de la ley nadie será justificado. (Gálatas 2, 16)

  • ya no hay judío ni griego; ni esclavo ni libre; ni hombre ni mujer, ya que todos vosotros sois uno en Cristo Jesús. (Gálatas 3, 28)


“Dirás tu o mais belo dos credos quando houver noite em redor de ti, na hora do sacrifício, na dor, no supremo esforço duma vontade inquebrantável para o bem. Este credo é como um relâmpago que rasga a escuridão de teu espírito e no seu brilho te eleva a Deus”. São Padre Pio de Pietrelcina