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• Arrasaré su viñedo y su higuera, de los que decía: «Ellos son mi salario, que me han dado mis amantes»; en matorral los convertiré, y la bestia del campo los devorará. (Oseas 2, 14)

• Como uvas en desierto encontré yo a Israel, como breva de higuera en sus primicias vi a vuestros padres. Pero al llegar ellos a Baal Peor se consagraron a la Infamia, y se hicieron abominables como el objeto de su amor. (Oseas 9, 10)

• En desolación ha dejado mi viña, destrozada mi higuera: la ha pelado del todo y derribado, y sus ramas han quedado blancas. (Joel 1, 7)

• Se ha secado la viña, se ha amustiado la higuera, granado, palmera, manzano, todos los árboles del campo están secos. ¡Sí, se ha secado la alegría de entre los hijos de hombre! (Joel 1, 12)

• No temáis, bestias del campo, porque ya reverdecen los pastizales del desierto, los árboles producen su fruto, la higuera y la vid dan su riqueza. (Joel 2, 22)

• Se sentará cada cual bajo su parra, y bajo su higuera, sin que nadie le inquiete, ¡la boca de Yahveh Sebaot ha hablado! (Miqueas 4, 4)

• (Pues la higuera no volverá a echar brotes, ni habrá que recoger en las viñas. Fallará la cosecha del olivo, los campos no darán alimento, faltará el ganado menor en el aprisco, no habrá ganado mayor en los establos.) (Habacuc 3, 17)

• ¿hay ahora grano en el granero? Pues si ni la vid ni la higuera ni el granado ni el olivo producían fruto, desde este día yo daré bendición. (Ageo 2, 19)

• Aquel día - oráculo de Yahveh Sebaot - os invitaréis unos a otros bajo la parra y bajo la higuera. (Zacarías 3, 10)

• y viendo una higuera junto al camino, se acercó a ella, pero no encontró en ella más que hojas. Entonces le dice: «¡Que nunca jamás brote fruto de ti!» Y al momento se secó la higuera. (Mateo 21, 19)

• Al verlo los discípulos se maravillaron y decían: «¿Cómo al momento quedó seca la higuera?» (Mateo 21, 20)

• Jesús les respondió: «Yo os aseguro: si tenéis fe y no vaciláis, no sólo haréis lo de la higuera, sino que si aun decís a este monte: "Quítate y arrójate al mar", así se hará. (Mateo 21, 21)