Found 19 Results for: súplicas

  • Levantó allí David un altar a Yahveh y ofreció holocaustos y sacrificios de comunión. Entonces Yahveh atendió a las súplicas en favor de la tierra y la peste se apartó de Israel. (II Samuel 24, 25)

  • «Que tus ojos estén abiertos a las súplicas de tu siervo y a la súplica de tu pueblo Israel, para escuchar todos sus clamores hacia ti. (I Reyes 8, 52)

  • si un hombre cualquiera, o todo Israel, tu pueblo, hace oraciones y súplicas, y, reconociendo su pena y su dolor, tiende sus manos hacia esta Casa, (II Crónicas 6, 29)

  • ¿Te hará por ventura largas súplicas? te hablará con timidez? (Job 40, 27)

  • ¡Y nosotros aclamemos tu victoria, de nuestro Dios el nombre tremolemos! ¡Cumpla Yahveh todas tus súplicas! (Salmos 20, 6)

  • Yahveh, presta oído a mi plegaria, atiende a la voz de mis súplicas. (Salmos 86, 6)

  • ¡Señor, escucha mi clamor! ¡Estén atentos tus oídos a la voz de mis súplicas! (Salmos 130, 2)

  • Yo he dicho a Yahveh: Tú eres mi Dios, escucha, Yahveh, la voz de mis súplicas. (Salmos 140, 7)

  • Salmo. De David. Yahveh, escucha mi oración, presta oído a mis súplicas, por tu lealtad respóndeme, por tu justicia; (Salmos 143, 1)

  • Que escuche vuestras súplicas, se reconcilie con vosotros y no os abandone en tiempo de desgracia. (II Macabeos 1, 5)

  • Quien cierra los oídos a las súplicas del débil clamará también él y no hallará respuesta. (Proverbios 21, 13)

  • Con lloro vienen y con súplicas los devuelvo, los llevo a arroyos de agua por camino llano, en que no tropiecen. Porque yo soy para Israel un padre, y Efraím es mi primogénito. (Jeremías 31, 9)


“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina