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  • Sus habitantes, de débiles manos, confusos y aterrados, son planta del campo, verdor de hierba, hierba de tejados, pasto quemado por el viento de Oriente. (Isaías 37, 27)

  • La flor se marchita, se seca la hierba, en cuanto le dé el viento de Yahveh (pues, cierto, hierba es el pueblo). (Isaías 40, 7)

  • Los beldarás, y el viento se los llevará, y una ráfaga los dispersará. Y tú te regocijarás en Yahveh, en el Santo de Israel te gloriarás. (Isaías 41, 16)

  • ¡Oh! Todos ellos son nada; nulidad sus obras, viento y vacuidad sus estatuas. (Isaías 41, 29)

  • Cuando grites, que te salven los reunidos en torno a ti, que a todos ellos los llevará el viento, los arrebatará el aire. Pero aquel que se ampare en mí poseerá la tierra y heredará mi monte santo. (Isaías 57, 13)

  • Somos como impuros todos nosotros, como paño inmundo todas nuestras obras justas. Caímos como la hoja todos nosotros, y nuestras culpas como el viento nos llevaron. (Isaías 64, 5)

  • En aquella sazón se dirá a este pueblo y a Jerusalén: - Un viento ardiente viene por el desierto, camino de la hija de mi pueblo, no para beldar, ni para limpiar. (Jeremías 4, 11)

  • Un viento lleno de amenazas viene de mi parte. Ahora me toca a mí alegar mis razones respecto a ellos. (Jeremías 4, 12)

  • Cuanto a los profetas, el viento se los lleve, pues carecen de Palabra.» - Así les será hecho. (Jeremías 5, 13)

  • Cuando da voces, hay estruendo de aguas en los cielos, y hace subir las nubes desde el extremo de la tierra. El hace los relámpagos para la lluvia y saca el viento de sus depósitos. (Jeremías 10, 13)

  • Por eso os esparcí como paja liviana al viento de la estepa. (Jeremías 13, 24)

  • Como el viento solano los esparciré delante del enemigo. La espalda, que no la cara, les mostraré el día de su infortunio. (Jeremías 18, 17)


“Subamos sem nos cansarmos, sob a celeste vista do Salvador. Distanciemo-nos das afeições terrenas. Despojemo-nos do homem velho e vistamo-nos do homem novo. Aspiremos à felicidade que nos está reservada.” São Padre Pio de Pietrelcina