Found 589 Results for: Egipto

  • El Señor dijo a Moisés: "Extiende tu mano sobre Egipto para que venga sobre él la langosta y devore todo lo que dejó el granizo". (Exodo 10, 12)

  • Moisés extendió su bastón sobre Egipto, y el Señor hizo soplar sobre él el viento del este todo aquel día y aquella noche. Al amanecer, el viento del este había traído la langosta, (Exodo 10, 13)

  • que subió por todo Egipto posándose en todo su territorio en cantidad inmensa, como no la hubo antes ni la habrá después. (Exodo 10, 14)

  • Cubrió todo Egipto, que quedó oscurecido. Devoró toda la hierba de la tierra y todos los frutos de los árboles que había dejado el granizo; no quedó nada de verde ni en los árboles, ni en la hierba del campo, en todo Egipto. (Exodo 10, 15)

  • Y el Señor cambió el viento y le hizo soplar muy fuerte del oeste; barrió la langosta y la arrojó al mar Rojo. Ni una sola quedó en todo el territorio de Egipto. (Exodo 10, 19)

  • El Señor dijo a Moisés: "Alza tu mano hacia el cielo para que vengan sobre Egipto tinieblas tan espesas que se las pueda palpar". (Exodo 10, 21)

  • Moisés alzó su mano hacia el cielo, y hubo espesas tinieblas tres días y tres noches por todo Egipto. (Exodo 10, 22)

  • El Señor dijo a Moisés: "Sólo una plaga más voy a traer sobre el Faraón y sobre Egipto; después de ella, no sólo os dejará marchar, sino que os echará de aquí. (Exodo 11, 1)

  • Moisés dijo: "Esto dice el Señor: A eso de la medianoche saldré por Egipto, (Exodo 11, 4)

  • y morirá todo primogénito en Egipto, desde el primogénito del Faraón, que se sienta en su trono, hasta el primogénito de la esclava, que trabaja en el molino, y todo primogénito de los animales. (Exodo 11, 5)

  • En todo Egipto se oirá un clamor inmenso, como no lo hubo antes ni lo habrá después. (Exodo 11, 6)

  • El Señor había dicho a Moisés: "El Faraón no os escuchará, para que yo multiplique mis prodigios en Egipto". (Exodo 11, 9)


“A pessoa que nunca medita é como alguém que nunca se olha no espelho e, assim, não se cuida e sai desarrumada. A pessoa que medita e dirige seus pensamentos a Deus, que é o espelho de sua alma, procura conhecer seus defeitos, tenta corrigi-los, modera seus impulsos e põe em ordem sua consciência.” São Padre Pio de Pietrelcina