Found 38 Results for: Peligro

  • Me he visto en peligro de muerte muchas veces, pero gracias a ello me salvé. (Eclesiástico 34, 12)

  • Mi oración fue escuchada, porque me salvaste de la destrucción y me libraste en el momento del peligro. (Eclesiástico 51, 11)

  • Habéis puesto en peligro vuestra propia vida al enviarme al Señor, vuestro Dios, diciendo: Ruega por nosotros al Señor, nuestro Dios, y todo cuanto te diga comunícanoslo para que lo ejecutemos, (Jeremías 42, 20)

  • El rey entonces, al verse en peligro por su violencia, se vio obligado a entregarles a Daniel. (Daniel 14, 30)

  • Por tanto, si tu ojo derecho te pone en peligro de pecar, arráncatelo y tíralo, porque te conviene perder uno de tus miembros antes que todo tu cuerpo sea arrojado al fuego. (Mateo 5, 29)

  • Y si tu mano derecha te pone en peligro de pecar, córtatela y tírala, porque te conviene perder uno de tus miembros antes que todo tu cuerpo vaya al fuego". (Mateo 5, 30)

  • Mientras navegaban se durmió. Y cayó sobre el lago tal torbellino que la barca se inundaba y corrían peligro. (Lucas 8, 23)

  • No sólo hay peligro de que nuestra industria se desacredite, sino también de que sea tenido en nada el templo de la gran Diana y de que sea despojada de la majestad aquella a quien venera toda Asia y el orbe entero". (Hechos 19, 27)

  • Porque corremos peligro de ser acusados de rebelión por todo lo que ha sucedido hoy, no habiendo ningún motivo que pueda justificar este alboroto". Dicho esto, se disolvió la asamblea. (Hechos 19, 40)

  • "Amigos, veo que la navegación no podrá hacerse sin peligro y sin graves daños no sólo del cargamento y del barco, sino también de nuestras vidas". (Hechos 27, 10)

  • ¿Quién podrá separarnos del amor de Cristo? ¿La tribulación, la angustia, la persecución, el hambre, la desnudez, el peligro, la espada? (Romanos 8, 35)

  • ¿Y por qué exponernos nosotros al peligro a cada instante? (I Corintios 15, 30)


“Você deve ter sempre prudência e amor. A prudência tem olhos; o amor tem pernas. O amor, como tem pernas, gostaria de correr a Deus. Mas seu impulso de deslanchar na direção dEle é cego e, algumas vezes, pode tropeçar se não for guiado pela prudência, que tem olhos.” São Padre Pio de Pietrelcina