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como habías hablado por medio de tu siervo Moisés, el día en que le ordenaste escribir tu ley en presencia de los israelitas, diciendo: (Baruc 2, 28)
Sin embargo, cambié otra vez de propósito en honor a mi nombre para que no fuese vilipendiado ante las gentes, en cuya presencia los había hecho salir. (Ezequiel 20, 14)
Pero una vez más retiré mi mano y cambié de propósito en honor a mi nombre, para que no fuese vilipendiado ante las gentes, en cuya presencia los había hecho salir. (Ezequiel 20, 22)
En cambio, los sacerdotes levitas, descendientes de Sadoc, que se mantuvieron fieles al servicio de mi santuario cuando los israelitas se extraviaron lejos de mí, serán quienes se acerquen a mí para servirme y quienes lleguen a mi presencia a ofrecerme la grasa y la sangre, dice el Señor Dios. (Ezequiel 44, 15)
Entonces Nabucodonosor montó en cólera y mandó traer a Sidrac, Misac y Abdénago, los cuales fueron llevados a la presencia del rey. (Daniel 3, 13)
Finalmente vino a mi presencia Daniel, llamado Baltasar según el nombre de mi Dios, hombre en quien está el espíritu del Dios santo, y le conté el sueño. (Daniel 4, 5)
El rey Baltasar convidó a un gran festín a mil de sus dignatarios, y en su presencia se dio a beber vino. (Daniel 5, 1)
Hace un momento acaban de ser traídos a mi presencia los sabios y los magos para que leyeran este escrito y me dieran su interpretación, y no han sido capaces de descifrarlo. (Daniel 5, 15)
y por este poder que le dio, todos los pueblos, naciones y lenguas temblaban y se estremecían en su presencia. Él mataba a quien quería, dejaba vivir a quien quería, a quien quería exaltaba y humillaba a quien quería. (Daniel 5, 19)
Un río de fuego manaba y salía delante de él. Miles de millares le servían, millones y millones estaban de pie en su presencia. El tribunal se sentó y los libros se abrieron. (Daniel 7, 10)
Pero Daniel mandó a sus criados que trajeran ceniza y la esparcieron con un cedazo por todo el templo en presencia del rey; lego salieron, cerraron la puerta, la sellaron con el anillo del rey y se fueron. (Daniel 14, 14)
Y mandó sacar del foso a Daniel y arrojar allá a los que habían tramado su ruina, los cuales fueron devorados al instante en su presencia. (Daniel 14, 42)