Found 174 Results for: Siervos

  • Da una orden, y tus siervos, que están a tu servicio, buscarán a un hombre que sepa tocar la cítara; cuando venga sobre ti el espíritu maligno, tocará con su mano, y tú mejorarás". (I Samuel 16, 16)

  • Si es capaz de vencerme y me mata, entonces seremos vuestros siervos; pero si le venzo yo y le mato, vosotros quedaréis sometidos a nosotros y nos serviréis". (I Samuel 17, 9)

  • Saúl dio esta orden a sus siervos: "Hablad en secreto a David y decidle: El rey te estima y todos sus servidores te aman; debes ser yerno del rey". (I Samuel 18, 22)

  • Los siervos de Saúl dijeron todo esto en secreto a David. David les respondió: "¿Os parece poca cosa llegar a ser yerno del rey? Yo soy poco y de baja condición". (I Samuel 18, 23)

  • Los siervos de Saúl le refirieron lo que David había dicho. (I Samuel 18, 24)

  • Saúl comunicó a su hijo Jonatán y a todos sus siervos su intención de hacer morir a David. Entonces Jonatán, que quería mucho a David, (I Samuel 19, 1)

  • Ajimélec respondió al rey: "¿Quién entre todos tus siervos es semejante a David: fiel, yerno del rey, jefe de tu guardia y honrado en tu casa? (I Samuel 22, 14)

  • Pregunta a tus muchachos y te lo dirán. Atiende a estos jóvenes, ya que han llegado en un día de júbilo. Te ruego que des a tus siervos y a tu hijo David lo que encuentres a mano". (I Samuel 25, 8)

  • Nabal respondió a los siervos de David: "¿Quién es David y quién es el hijo de Jesé? Hoy son muchos los siervos que andan huyendo de sus señores. (I Samuel 25, 10)

  • Los siervos de David fueron al Carmelo y dijeron a Abigaíl: "David nos ha enviado para tomarte por esposa". (I Samuel 25, 40)

  • Ella se levantó, se postró rostro en tierra y dijo: "Tu sierva es como una esclava para lavar los pies de los siervos de mi señor". (I Samuel 25, 41)

  • Así que levantaos de madrugada tú y los siervos de tu señor que han venido contigo, e id al lugar que yo os he asignado. Os levantaréis de madrugada, y cuando venga el día partiréis". (I Samuel 29, 10)


“Menosprezai vossas tentações e não vos demoreis nelas. Imaginai estar na presença de Jesus. O crucificado se lança em vossos braços e mora no vosso coração. Beijai-Lhe a chaga do lado, dizendo: ‘Aqui está minha esperança; a fonte viva da minha felicidade. Seguro-vos, ó Jesus, e não me aparto de vós, até que me tenhais posto a salvo’”. São Padre Pio de Pietrelcina