Found 57 Results for: construcción de la torre

  • Sólo a la iniciativa de los que lo llevaban se debió que aquel dinero, enviado para el sacrificio de Hércules, se empleara en la construcción de trirremes. (II Macabeos 4, 20)

  • Se alza allí una torre de veinticinco metros, llena de cenizas ardientes y que hace resbalar a las cenizas lo que se le pone encima. (II Macabeos 13, 5)

  • El nombre del Señor es torre fuerte, en ella se refugia el justo y está seguro. (Proverbios 18, 10)

  • Como torre de David tu cuello, edificada como fortaleza; mil escudos de ella penden, todos los paveses de los héroes. (Cantar 4, 4)

  • Tu cuello, una torre de marfil. Tus ojos, como las piscinas de Jesbón junto a las puertas de Bat-Rabín. Tu nariz, como la torre del Líbano, vigía que mira hacia Damasco. (Cantar 7, 5)

  • Porque el barco lo ideó la sed de lucro, la sabiduría fue el artífice de su construcción; (Sabiduría 14, 2)

  • Mujer que se vende vale un comino, la casada es torre de la muerte para los que la gozan; (Eclesiástico 26, 22)

  • Pues el alma del hombre suele descubrir esas cosas mejor que siete vigías apostados en la torre del centinela. (Eclesiástico 37, 14)

  • La cavó, quitó las piedras, plantó cepas selectas; en medio de ella construyó una torre y excavó también un lagar; esperaba que produjera uvas, pero sólo produjo agrazones. (Isaías 5, 2)

  • Pues el palacio está desierto, el bullicio de la ciudad ha enmudecido, el Ofel y la torre de guardia se han convertido para siempre en cavernas, en solaz de los asnos salvajes y pasto de los rebaños. (Isaías 32, 14)

  • Vienen días -dice el Señor- en que será reedificada la ciudad del Señor desde la torre de Jananel hasta la puerta del Ángulo. (Jeremías 31, 38)

  • La construcción que daba al atrio por el lado oeste tenía treinta y cinco metros de anchura; y el muro de la construcción: dos metros y medio de espesor y cuarenta y cinco de longitud. (Ezequiel 41, 12)


“Não queremos aceitar o fato de que o sofrimento é necessário para nossa alma e de que a cruz deve ser o nosso pão cotidiano. Assim como o corpo precisa ser nutrido, também a alma precisa da cruz, dia a dia, para purificá-la e desapegá-la das coisas terrenas. Não queremos entender que Deus não quer e não pode salvar-nos nem santificar-nos sem a cruz. Quanto mais Ele chama uma alma a Si, mais a santifica por meio da cruz.” São Padre Pio de Pietrelcina