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  • Fueron devueltas a Israel las ciudades que le habían sido quitadas por los filisteos, desde Ecrón hasta Gat, e Israel libró su territorio de la mano de los filisteos. Además hubo paz entre Israel y los amorreos. (I Samuel 7, 14)

  • Seguro que si el pueblo hubiese comido hoy del botín que encontró entre sus enemigos, la derrota de los filisteos hubiese sido mayor". (I Samuel 14, 30)

  • Cuando comenzó de nuevo la guerra, David salió a campaña contra los filisteos; les infligió una gran derrota y se dieron a la fuga. (I Samuel 19, 8)

  • Partió David con sus hombres hacia Queilá, atacó a los filisteos, se apoderó de sus ganados y les infligió una gran derrota. Así libró David a los habitantes de Queilá. (I Samuel 23, 5)

  • Cuando los reyes aliados de Hadadézer se vieron derrotados por Israel, firmaron la paz con Israel y le quedaron sometidos. Y en adelante los sirios no se atrevieron a volver a ayudar a los amonitas. (II Samuel 10, 19)

  • Al año siguiente, por el tiempo en que suelen los reyes salir a campaña, David envió a Joab, a sus oficiales y a todo Israel a devastar a los amonitas y a sitiar a Rabá. David se quedó en Jerusalén. (II Samuel 11, 1)

  • El pueblo de Israel fue derrotado por los servidores de David, y aquel día fue grande la derrota: murieron veinte mil hombres. (II Samuel 18, 7)

  • Entonces el rey convocó a los gabaonitas y les habló (los gabaonitas no eran israelitas, sino un resto de los amorreos; pero los israelitas estaban ligados a ellos con juramento y, sin embargo, Saúl había intentado exterminarlos en su celo por Israel y Judá). (II Samuel 21, 2)

  • Guéber, hijo de Urí, en la región de Galaad, la tierra de Sijón, rey de los amorreos, y de Og, rey de Basán. Un intendente por cada región. (I Reyes 4, 19)

  • Por eso venían de todos los pueblos a escuchar su sabiduría, y de parte de todos los reyes de la tierra que habían tenido noticia de su sabiduría. (I Reyes 5, 14)

  • A los que quedaban de los amorreos, hititas, fereceos, heveos y jebuseos, no pertenecientes al pueblo de Israel, (I Reyes 9, 20)

  • sin contar el procedente del tráfico de los comerciantes y de los mercaderes ambulantes, de todos los reyes de Arabia y de los gobernadores del país. (I Reyes 10, 15)


“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina