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  • Derramaron sangre inocente junto al templo y profanaron los lugares sagrados. (I Macabeos 1, 37)

  • y destrozaban y quemaban los libros de la ley que encontraban. (I Macabeos 1, 56)

  • hicieron nuevos vasos sagrados, llevaron al templo el candelabro, el altar de los perfumes y la mesa. (I Macabeos 4, 49)

  • Ahora nosotros, sin sentir necesidad, pues gozamos de la consolación de los libros sagrados que tenemos en nuestras manos, (I Macabeos 12, 9)

  • Devolvió al templo su esplendor antiguo, y los vasos sagrados aumentaron. (I Macabeos 14, 15)

  • Todo esto se lee también en los anales y en las memorias de Nehemías; además se dice que reunió una biblioteca y que puso en ella los libros de los reyes, los escritos de los profetas, los de David y las cartas de los reyes relativas a las ofrendas. (II Macabeos 2, 13)

  • Inmediatamente se ejecutó la pena capital de aquellos cuyo delito fue defender la causa de la ciudad, el pueblo y los vasos sagrados. (II Macabeos 4, 48)

  • Con sus manos impuras y criminales robó los vasos sagrados y las ofrendas hechas por otros reyes para gloria y honor del templo; todo lo profanó con sus impuras manos. (II Macabeos 5, 16)

  • Por sugestión de los de Tolemaida, salió un decreto dirigido a las ciudades helenísticas vecinas, instigándoles a que emplearan los mismos procedimientos con los judíos, obligándoles a tomar parte en los banquetes sagrados, (II Macabeos 6, 8)

  • que adornaría el templo, sacrílegamente saqueado por él, con riquísimas ofrendas, devolviendo en mayor número sus vasos sagrados; que se comprometía a sufragar, con las propias rentas, todos los gastos de los sacrificios, (II Macabeos 9, 16)

  • Ir más allá de esto, evítalo, hijo mío: componer muchos libros es una cosa sin fin, y mucho estudio fatiga el cuerpo. (Eclesiastés 12, 12)

  • Ya no mirará más a los altares, obra de sus manos, ni contemplará lo que sus dedos hicieron: los troncos sagrados y las estelas del sol. (Isaías 17, 8)


“O verdadeiro servo de Deus é aquele que usa a caridade para com seu próximo, que está decidido a fazer a vontade de Deus a todo custo, que vive em profunda humildade e simplicidade”. São Padre Pio de Pietrelcina