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  • Porque Moisés había dado ya su heredad a las otras dos tribus y media en Transjordania; a los levitas no les dio heredad. (Josué 14, 3)

  • Los hijos de José formaban dos tribus: Manasés y Efraín. No se dio parte alguna a los levitas en la tierra, sino solamente algunas ciudades para habitar, y pastos para sus ganados y rebaños. (Josué 14, 4)

  • Los levitas no tendrán parte como vosotros, ya que el sacerdocio será su heredad; y Gad, Rubén y la media tribu de Manasés ya han recibido en Transjordania la heredad que les dio Moisés, siervo del Señor". (Josué 18, 7)

  • Los jefes de familia de los levitas se presentaron en Silo, en el país de Canaán, al sacerdote Eleazar, a Josué, hijo de Nun, y a los jefes de familia de las tribus de Israel, (Josué 21, 1)

  • Entonces los israelitas dieron de sus propias heredades a los levitas, tal como lo había ordenado el Señor, las siguientes ciudades con sus ejidos. (Josué 21, 3)

  • Se echó a suertes para los clanes de Quehat; a los levitas descendientes de Aarón les tocaron trece ciudades de las tribus de Judá, de Simeón y de Benjamín; (Josué 21, 4)

  • Los israelitas dieron en suerte a los levitas estas ciudades, con sus ejidos, tal como lo había ordenado el Señor por medio de Moisés. (Josué 21, 8)

  • que tocaron a los levitas, de los clanes de Quehat, descendientes de Aarón: (Josué 21, 10)

  • A los otros clanes levitas descendientes de Quehat les tocaron en suerte ciudades de la tribu de Efraín. (Josué 21, 20)

  • A los clanes levitas descendientes de Guersón se les dio, de la media tribu de Manasés, como refugio para los homicidas: Golán, en Basán, y Astarot, con sus respectivos ejidos: dos ciudades. (Josué 21, 27)

  • A los restantes clanes levitas, descendientes de Merarí, se les dio, de la tribu de Zabulón: Yocneán, Cartá, (Josué 21, 34)

  • Suma total de las ciudades de los clanes levitas de Merarí, doce ciudades. (Josué 21, 40)


“Onde não há obediência, não há virtude. Onde não há virtude, não há bem, não há amor; e onde não há amor, não há Deus; e sem Deus não se chega ao Paraíso. Tudo isso é como uma escada: se faltar um degrau, caímos”. São Padre Pio de Pietrelcina