Found 17 Results for: pago

  • Abrahán se puso de acuerdo con Efrón y le pagó el precio que le había pedido en presencia de los hititas: cuatrocientas piezas de plata de moneda corriente en el mercado. (Génesis 23, 16)

  • Y le dieron setenta monedas de plata del templo de Baal Berit. Con ellas Abimelec pagó el sueldo a mercenarios y aventureros que le siguieron. (Jueces 9, 4)

  • Salmanasar, rey de Asiria, lo atacó, y Oseas se hizo su vasallo y le pagó tributo. (II Reyes 17, 3)

  • David pagó a Ornán por la era seiscientas monedas de oro, (I Crónicas 21, 25)

  • en pago de mi amistad me acusan, y yo no hago más que orar; (Salmos 109, 4)

  • Después, mientras celebraban el triunfo por la victoria en Jerusalén, quemaron vivos a los que, con Calístenes, habían incendiado las puertas del templo, los cuales se habían escondido en una casita. Así le dieron el pago merecido por su impiedad. (II Macabeos 8, 33)

  • Y en pago de sus locos pensamientos de injusticia, que los extraviaron hasta hacerlos adorar reptiles sin razón y bestias despreciables, les enviaste como castigo una muchedumbre de animales irracionales, (Sabiduría 11, 15)

  • Luego se alzará para recompensarlos, pondrá sobre cada uno el pago de sus buenas obras. (Eclesiástico 17, 23)

  • A cada cual va a pagar con arreglo a sus obras; cólera a sus adversarios, represalia a sus enemigos. A las islas también dará su pago. (Isaías 59, 18)

  • Tus bienes y tus tesoros voy a entregarlos al saqueo en pago de tus pecados en todo el territorio. (Jeremías 15, 13)

  • Si se les hace algún bien o algún mal no pueden dar el pago correspondiente. Ni pueden poner ni quitar rey. (Baruc 6, 33)

  • Te ha sucedido al revés que a las otras mujeres en tus prostituciones; ninguno corrió detrás de ti solicitándote, sino que repartías tú misma regalos, mientras que a ti ninguno te pagó. ¡Ha sucedido lo contrario! (Ezequiel 16, 34)


“Menosprezai vossas tentações e não vos demoreis nelas. Imaginai estar na presença de Jesus. O crucificado se lança em vossos braços e mora no vosso coração. Beijai-Lhe a chaga do lado, dizendo: ‘Aqui está minha esperança; a fonte viva da minha felicidade. Seguro-vos, ó Jesus, e não me aparto de vós, até que me tenhais posto a salvo’”. São Padre Pio de Pietrelcina