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  • El ángel del Señor tocó la carne y los panes sin levadura con la punta del bastón que llevaba, salió fuego de la roca y consumió la carne y los panes. Y el ángel del Señor desapareció de su vista. (Jueces 6, 21)

  • Entonces el espíritu del Señor se apoderó de Gedeón, tocó la trompeta, y Abiezer le siguió. (Jueces 6, 34)

  • Se encontraba allí un hombre perverso, llamado Sebá, hijo de Bicrí, un benjaminita, que tocó la trompeta y dijo: "Nosotros no tenemos parte con David, nosotros no tenemos herencia con el hijo de Jesé. ¡Cada uno a sus tiendas, Israel!". (II Samuel 20, 1)

  • Luego se acostó y se quedó dormido debajo de la retama. Un ángel le tocó y le dijo: "Levántate y come". (I Reyes 19, 5)

  • El ángel del Señor volvió por segunda vez, le tocó y le dijo: "Levántate y come, pues te resta un camino demasiado largo para ti". (I Reyes 19, 7)

  • y sucedió que mientras unos hombres estaban enterrando a un muerto, divisaron una banda, echaron al hombre en el sepulcro de Eliseo y escaparon. Apenas aquel hombre tocó los huesos de Eliseo, revivió y se puso en pie. (II Reyes 13, 21)

  • (39 )Éstas fueron sus ciudades con su demarcación: A los hijos de Aarón, del clan quehatita, les tocó en suerte (I Crónicas 6, 54)

  • La puerta oriental le tocó a Selamías. A su hijo Zacarías, sabio consejero, le tocó la del norte. (I Crónicas 26, 14)

  • A Obededón le tocó la del mediodía, y a sus hijos los almacenes. (I Crónicas 26, 15)

  • A Supín y a Josá les tocó la occidental con la puerta de Saléquet, sobre la calzada superior. Las puertas de guardia se correspondían. Distribución de las puertas de guardia: (I Crónicas 26, 16)

  • Bagoas entró y tocó la puerta de la tienda, pues creía que dormía con Judit. (Judit 14, 14)

  • Cuando vio que la reina Ester estaba de pie en el atrio, le arrebató su encanto y tendió hacia ella el cetro de oro que tenía en la mano. Ester se acercó y tocó la punta del cetro. (Ester 5, 2)


“Não nos preocupemos quando Deus põe à prova a nossa fidelidade. Confiemo-nos à Sua vontade; é o que podemos fazer. Deus nos libertará, consolará e enorajará.” São Padre Pio de Pietrelcina