14. Y me llevó hasta la entrada de la puerta de la Casa del Señor, la que da hacia el norte, y vi que allí había unas mujeres sentadas llorando a Tamuz.





“Queira o dulcíssimo Jesus conservar-nos na Sua graça e dar-nos a felicidade de sermos admitidos, quando Ele quiser, no eterno convívio…” São Padre Pio de Pietrelcina