5. Una vez concluido el ciclo de los festejos, Job los hacía venir y los purificaba; después se levantaba muy de madrugada y ofrecía un holocausto por cada uno de ellos. Porque pensaba: "Tal vez mis hijos hayan pecado y maldecido a Dios en su corazón". Así procedía Job indefectiblemente.





“O Anjo de Deus não nos abandona jamais.” São Padre Pio de Pietrelcina