36. Otros, subieron igualmente por el lado opuesto contra los de dentro, prendieron fuego a las torres y, encendiendo hogueras, quemaron vivos a los blasfemos. Aquéllos, entretanto, rompián las puertas, y tras abrir paso al resto del ejército, se apoderaron de la ciudad.





“É doce o viver e o penar para trazer benefícios aos irmãos e para tantas almas que, vertiginosamente, desejam se justificar no mal, a despeito do Bem Supremo.” São Padre Pio de Pietrelcina