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Jazael le preguntó: «¿Por qué lloras, mi señor?» Le respondió: «Porque acabo de ver el mal que harás a los hijos de Israel: pasarás a fuego sus fortalezas, matarás a espada a sus jóvenes, aplastarás a sus niños y abrirás el vientre a sus mujeres embarazadas.» (2 Reyes 8, 12)
Los extranjeros pierden el ánimo, y salen temblando de sus fortalezas. (Salmos 18, 46)
Después de muchas batallas y de asaltar fortalezas y dar muerte a los reyes de esas naciones, (1 Macabeos 1, 2)
Báquides volvió a Jerusalén. Empezó a construir ciudades fortificadas en Judea, las fortalezas de Jericó, Emaús, Betorón, Betel, Tamnata, Faratón y Tefón, con altas murallas y puertas con cerrojos, (1 Macabeos 9, 50)
Todos los extranjeros que había en las fortalezas edificadas por Báquides empezaron a correrse, (1 Macabeos 10, 12)
Una parte de ellos serán mantenidos en guarnición en las fortalezas del rey, y se concederá a algunos de ellos los puestos de confianza del rey; sus jefes serán elegidos entre ellos mismos y vivirán según sus leyes, como lo ha dispuesto el rey para la tierra de Judea. (1 Macabeos 10, 37)
Entre tanto, Jonatán pidió al rey que expulsara a los defensores de la ciudadela de Jerusalén y retirara las guarniciones de las fortalezas, porque estaban siempre en guerra contra Israel. (1 Macabeos 11, 41)
Mientras tanto Simón salió y fue hasta Ascalón y las fortalezas vecinas; dirigiéndose a Jafa, la ocupó, (1 Macabeos 12, 33)
Apenas regresó Jonatán, reunió a los ancianos del pueblo, con quienes decidió edificar fortalezas en Judea, (1 Macabeos 12, 35)
Mándalos a sus casas y quédate con algunos para acompañarme a la ciudad de Tolemaida, porque quiero entregártela, así como las otras fortalezas, y poner a tu disposición el resto de la tropa con sus oficiales. Después volveré, ya que sólo he venido para esto.» (1 Macabeos 12, 45)
Simón, por su parte, reconstruyó las fortalezas de Judea, las rodeó de altas torres y grandes murallas con puertas y cerrojos y almacenó alimentos en ellas. (1 Macabeos 13, 33)
Todas nuestras concesiones a su favor son definitivas y las fortalezas que has edificado son tuyas. (1 Macabeos 13, 38)